Consejos para escritores + Cómo escribir un libro

Categoría: Personajes y Desarrollo (Página 5 de 5)

Crea un mentor que tus lectores no olviden
Aprende a escribir personajes únicos. Crea un mentor que tus lectores nunca olviden.

Los mentores, esos personajes que ayudan a los protagonistas, inculcándoles conocimiento o guiándolos en el camino. Piensa en tu historia favorita, seguro que en ella aparece algún personaje de este tipo. Gandalf, en el Señor de los Anillos, Obi Wan en La Guerra de las Galaxias, el místico que cría al último gelfling en Cristal Oscuro… Puedes encontrarlos en casi todas las aventuras, pero no se limitan a este tipo de obras de género fantástico, space ópera, aventuras… También tenemos al señor Miyagi, en Kárate Kid, Mickey Goldmill, en Rocky, Pay Mei, en Kill Bill…

De hecho, la palabra mentor la recibimos gracias al poema de Homero, la Odisea. Méntor, el amigo de Odiseo al que dejó el cuidado de su hijo Telémaco, convirtiéndose en su maestro y guía, nos presta su nombre; y hoy, llamamos a quienes inspiran y conducen a los protagonistas como él.

Lo primero que debes decidir, es si tu historia necesita un mentor. Si es que sí, vamos a ver cómo podemos hacer para que sea memorable. Este personaje solo debe aparecer si realmente es necesario para la evolución del protagonista. Meter un mentor en tu obra, sólo porque te parece que rellenaría unas cuantas páginas, sería el mayor error de tu vida. La novela perdería mucha calidad ante los ojos de tus lectores.

Analiza a tu protagonista, ¿necesita obtener un conocimiento o habilidad especial para alcanzar su éxito? Entonces, necesita un mentor. Aunque debes tener en cuenta, que un mentor no tiene por qué ser un personaje de carne y hueso. Puede ser un libro, una visión, un fantasma del pasado… Lo que debe hacer es cambiar al protagonista, de forma que alcance el éxito o que lo lance a la batalla para alcanzarlo.

Es fácil introducir un personaje mentor en tu obra, que le dé la sabiduría necesaria al protagonista; pero si de verdad quieres que tus lectores lo quieran, que jamás lo olviden, sigue estos consejos.

Los personajes, mentores o no, siempre deben modificar la historia, si su presencia o ausencia no marca la diferencia, toda esa historia que los rodea, sobra. No pierdas el tiempo en escribir sobre un personaje innecesario. En los últimos tiempos podemos ver muchas sagas que introducen personajes que desaparecen igual que aparecieron. Al final su presencia no importaba. La historia no cambiaba. Lo vemos mucho en las series. Nos aburren con capítulos y capítulos en los que nos presentan una historia y unos personajes, que una vez terminan su actuación, no cambiaban nada. A mí me da mucha rabia. Los personajes deben influir en el protagonista y en la historia, deben dejarlo marcado. Si podemos ver del capítulo 1-7, saltar al 15 y seguir sin importar que nos hemos perdido esos episodios… quiere decir que la trama de esos capítulos no vale para la historia. Piénsalo bien cuando prepares tu novela. Cada palabra, cada capítulo, tiene que marcar de alguna forma la historia o a los personajes.

Así que, vamos a ver algunos detalles que pueden aportar riqueza a nuestros personajes mentores:

  • Dale una historia propia. Tu mentor necesita una gran historia, es un sabio por algo y tiene cosas que enseñarle a tu protagonista, porque ha vivido muchos episodios interesantes. Si no cuentas nada de él, te limitas a hablar de él y que le proporcione ayuda al protagonista, puedes ahorrártelo, puede obtener el conocimiento de un libro o de cualquier parte. Un personaje tiene que cambiar la historia, dejar su huella. Y si puede ser sustituido por un objeto, no merece la pena dedicarle tiempo y trabajo a un personaje así.
  • Tu mentor debe tener un propósito. Quiere conseguir algo y puede alcanzarlo, depositando su sabiduría en el protagonista. A veces, el mentor debe servir de ejemplo al protagonista. En muchas ocasiones, podemos crear una escena en la que el mentor muere, provocando un cambio en su pupilo.

Existen algunas cosas que tu mentor puede hacer por tu historia y por tu protagonista. Vamos a ver unos ejemplos:

  1. Comparten su sabiduría.

Aconsejan al héroe en el fracaso y lo ayuda a vencer. Dan información que el lector va a agradecer, aunque no la compartan con el resto de personajes, nada crea más expectación que esas cosas que el lector sabe, pero el protagonista no.

  • Pueden salvar al héroe.

En cualquier momento de la historia, nunca en el desenlace, un mentor puede salvar la vida o sacar de una situación difícil a tu protagonista, haciendo gala de su conocimiento o poder.

  • Sirven de sacrificio que alienta al protagonista.

El mentor puede sacrificarse, mostrando lo malo que puede llegar a ser un villano o antagonista. O para que el protagonista se decida, al fin, a actuar.

  • Puede ser un ejemplo a seguir.

El mentor puede convertirse en la luz que guíe al protagonista y el espejo en que fijarse para alcanzar el éxito.

  • Son guías para los protagonistas.

El protagonista puede estar perdido, física, psíquica o emocionalmente y es el mentor quien puede reconducirlo.

  • Aporta nuevas habilidades o conocimiento.

La existencia de un mentor tiene que suponer un cambio en el protagonista, ya sea, enseñándole nuevas habilidades o mostrándole conocimientos que no puede adquirir de otra forma.

  • Pueden devolver al protagonista a la realidad.

Si el protagonista alcanza un éxito temprano o adquiere mucho poder, puede perderse, sintiendo que él está por encima de todo. El mentor está ahí para bajarle los humos y evitar que se pierda.

  • El mentor se convierte en estímulo.

El protagonista tiene una figura en la que fijarse y que siempre lo guíe por el buen camino.

Cuando introduzcas mentores en tus historias, asegúrate bien de que son necesarios, si los eliminas y no pasa gran cosa, tu historia no necesita un gran arreglo, es probable que no tenga cabida en tu historia. No hace falta que cumpla todo lo expuesto, pero sí un par de estos puntos. Y piensa que el mentor no tiene que ser de carne y hueso, presente en tu historia, puede ser alguien del pasado o de la historia de la humanidad. No tendrá una presencia física, pero sí emocional o mental.

Y esto es todo, ¿te gustan los mentores? ¿Tienes un buen recuerdo de algún personaje de este tipo? Puedes compartirlo con nosotros en los comentarios y siéntete libre de hacer las preguntas que quieras. Un saludo y nos leemos en el próximo artículo.

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7 consejos para escribir villanos creíbles. Aprende a escribir personajes. Aprende a escribir una novela.
Descubre cómo escribir villanos que resulten creíbles a los lectores. Aprende a escribir personajes sólidos. Consejos para escribir una novela.

7 Consejos para Escribir Villanos Creíbles

En el vasto y cautivador universo de la escritura, existen seres que van más allá de la simple noción de antagonistas. Los villanos, con su oscura presencia y su capacidad de evocar tanto odio como admiración en los corazones de los lectores, poseen un poder único para tejer la esencia misma de las historias. Pero, ¡ah!, la complejidad que yace tras la creación de un villano creíble y magnético no debe subestimarse. Es un arte que requiere maestría y conocimiento, como esculpir el mármol en bruto para revelar una figura digna de reverencia. Aquí, en este rincón de sabiduría literaria, te brindamos una guía esencial: siete consejos que destilan la esencia misma de la villanía bien construida para escribir villanos creíbles. Estas estrategias infalibles no solo te guiarán, sino que te desafiarán a adentrarte en los recovecos de la psicología malévola y a crear personajes que se grabarán a fuego en la memoria de tus lectores, como si fueran realidades palpables en un mundo de palabras. Así que acompáñanos en este viaje, mientras desentrañamos los secretos para dar vida a villanos que trasciendan las páginas y se arraiguen en la eternidad de la literatura.

Diferencia entre Antagonista y Villano:

Es crucial entender que un villano va más allá de ser un simple antagonista. El villano encarna la maldad en su forma más pura y sus acciones están directamente opuestas al protagonista. Mantén un equilibrio para evitar que parezca demasiado exagerado, lo que podría alejar a los lectores. Este es solo el primero de los consejos para escribir villanos creíbles. Sigamos.

Orígenes Complejos:

Los villanos más memorables tienen un trasfondo que explora sus motivaciones y razones para ser como son. Aunque no justifiques sus acciones, brindar un pasado turbio permite al lector comprender la evolución del mal. Esto crea un impacto más profundo al descubrir que alguna vez fueron personas normales.

Equilibrio de Foco:

Al igual que el protagonista, el villano necesita tiempo para desarrollarse. Sin embargo, evita darle demasiadas dimensiones que opaquen al protagonista. Encuentra un equilibrio entre ambos personajes para que ninguno eclipse al otro, como ocurrió en Blade Runner entre Deckard y Roy Batty.

Protagonista de su Propia Historia:

El villano también merece su historia. Dótalo de motivaciones, deseos y objetivos propios. Visualízalo como el protagonista de su propia narrativa, con el protagonista actuando como una molestia que lo incordia. Esta profundidad asegura que el villano sea más que una mera sombra.

Conexión Paralela:

Incluso si el villano es una fuerza absolutamente malévola, su presencia debe afectar al protagonista de alguna manera. Puede ser a través del miedo o una lucha interna del protagonista para enfrentar esa maldad. Esta relación añade capas a ambos personajes y enriquece la trama.

Encuentros Graduales:

Aunque no es necesario que protagonista y villano se conozcan temprano, sus caminos deben cruzarse antes del clímax. Introduce encuentros escalonados que muestren al villano desde diferentes perspectivas: desde el acto directo hasta cómo afecta la confianza del protagonista.

Desarrollo de la Relación:

Construye una relación entre ambos, aunque sea paralela. A través de una serie de escenas, explora momentos clave como el primer encuentro, acciones sorprendentes, pérdidas significativas y descubrimientos reveladores. Esta relación culmina en un enfrentamiento que define la resolución.

Recuerda, no es necesario incluir todas estas escenas en tu obra. Selecciona las que mejor encajen con tu historia y estilo de escritura. No desperdicies la oportunidad de explorar la dinámica entre villano y protagonista, ya sea al principio o al final de tu obra.

Ahora te pregunto a ti: ¿Eres un amante de los villanos? ¿Tienes un villano favorito? Comparte tus opiniones con nosotros en los comentarios. A partir de ahora no tienes excusas para escribir villanos creíbles con estos consejos. Y si aún no lo has hecho, ¡suscríbete a nuestro blog para más contenido emocionante! Hasta pronto, palabra de simio.

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Puedes leer más sobre los villanos en estos artículos: Villanos, Protagonistas vs Antagonistas

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4 tipos de antagonistas épicos. Cómo escribir personajes sólidos.

4 tipos de antagonistas Épicos: ¿Qué sería de tus relatos sin sus villanos?

Se encuentran de todas las formas y tamaños, algunos tan temibles que consiguen ganarse la simpatía del público. Aparecen en todas las tramas, y aunque no siempre son puramente malvados, están en competencia con el protagonista, convirtiéndose en sus adversarios. En el cine, a los actores les fascina interpretar a los villanos, ya que suelen ser personajes mucho más complejos que la mayoría de los protagonistas.

También existen antagonistas cuya esencia es intrínsecamente maligna. Uno de los mejores ejemplos es Sauron, del Señor de los Anillos. Representa el mal en estado puro, tan intenso, que a pesar de su derrota, logra resurgir en una esfera de malignidad que corrompe todo lo que observa. También te puedes encontrar con Voldemort, un caso similar, lo derrotan, pero su esencia maligna perdura debido a su tremenda maldad (realmente, su esencia sobrevive por una serie de motivos que no te voy a desvelar aquí, léete Harry Potter y lo descubrirás). Pero estos son villanos especiales, malvados, que no poseen nada de humanidad en ellos.

Uno de mis antagonistas favoritos es el Conde Fosco, de la novela «La mujer de blanco», de Wilkie Collins. Puede que no la hayas leído, pero te la recomiendo encarecidamente. Es una obra muy interesante, en la que, además de tener uno de los mejores antagonistas, presenta a uno de los personajes femeninos que más me han cautivado (no tiene nada que ver con los antagonistas, pero es que me encanta, esa Marian…).

Muchos subestiman el papel de los antagonistas. Eso da lugar a creaciones que pierden vigor por esa parte, creando una debilidad tan marcada que el lector puede llegar a aburrirse ante un antagonista tan simple. Aunque también encontramos antagonistas que cumplen su cometido, frente a protagonistas demasiado perfectos, que hacen caer la calidad de la obra. Ten cuidado, el protagonista debe destacar, pero en algo concreto, no en todo.

Lo cierto es que los antagonistas son los héroes de su propia historia, y merecen un gran trabajo de nuestra parte. No podemos olvidarnos de ellos y deberíamos dedicar en su desarrollo tanto o más tiempo que en los protagonistas.

Por eso, te voy a presentar ahora los «4 tipos de antagonistas épicos».

El villano clásico:

Es malvado simplemente porque sí, a menudo los denominamos villanos. No poseen ningún rasgo humano. A veces tienen poderes omnipotentes o, en el caso de que sean humanos normales, son muy ricos, carismáticos, fuertes… La presencia de estos antagonistas suele centrarse en historias con el tema del bien y el mal. Podríamos poner como ejemplos a Drácula (Drácula), Sauron (El señor de los anillos), Lex Luthor (Superman), Úrsula (La sirenita), El Terror (La garrapata)…

El antagonista cotidiano:

Puede ser malvado, o simplemente un obstáculo en el camino del héroe. Son humanos, lo que los hace más creíbles como personas y permite a los lectores identificarse o incluso comprenderlos. A veces son muy similares a los protagonistas. Su confrontación nace del hecho de que ambos anhelan lo mismo y eso los convierte en enemigos. Pero no los hace malos, pueden ser buenos, pero menos dignos del premio final.

El antagonista grupal:

En este caso, hablamos de una fuerza antagonista que puede ser una organización, una secta, un gobierno… es parecido al villano clásico, pero en grupo. Hay muchas historias que utilizan este modelo, tanto realistas como fantásticas. Hay una película de Hugh Grant, «Lo que la verdad esconde», donde existe un antagonista grupal, el equipo de investigadores que está realizando prácticas poco éticas y al que se enfrenta el protagonista. Es una película realista y tenemos un antagonista grupal. También tenemos «Los Juegos del hambre», un libro donde vemos un universo distópico, cuyo antagonista es el Capitolio.

El antagonista interno:

A veces, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Lo que se interpone entre el protagonista y su meta, es su miedo, su odio, su orgullo… aunque el conflicto interno puede estar en algo que ha creado el protagonista y lo atormenta, puede ser físico también.

Podríamos hablar de otros tipos de antagonistas que pueden aparecer en nuestras historias. La naturaleza misma puede estar en contra del protagonista, o la tecnología, un defecto físico, alguien que lastra al protagonista, pero de esto hablaremos en el futuro.

¿Ya sabes qué tipo de antagonista es el mejor para tu obra? Debes trabajar en tus antagonistas tanto o más que en tus protagonistas. Un villano excesivamente malvado, o no lo suficientemente malvado, puede llevar al fracaso nuestra obra. Busca antagonistas que desafíen a los protagonistas y si logras eso, estarás haciendo un buen trabajo.

Ahora que ya conoces los «4 tipos de antagonistas épicos», puedes crear ese gran adversario para el protagonista de tu nueva obra. ¿Y tú, disfrutas escribiendo buenos antagonistas? Puedes dejar tu comentario aquí abajo y si te gusta el blog, no dudes en suscribirte, así no te perderás nada. Un saludo y hasta pronto.

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Cómo elegir al protagonista perfecto para tu historia. Aprende a escribir personajes sólidos.
Aprende a escribir una novela. Tips para escribir al protagonista perfecto.

¿Cómo elegir al protagonista perfecto para tu historia?

Siempre que escribimos, queremos que los lectores adoren a nuestros personajes, especialmente a los protagonistas. Los has creado con todo tu amor y pasión y da miedo dejarlos ahí, para que ojos ajenos los juzguen. Si pudiéramos saber de antemano si nuestro protagonista está bien definido y va a conectar con los lectores, sería fantástico. Pero no existe esa máquina, todavía. Y ¿sabes qué? Que no puedes saber qué pasará cuando saques tu obra a la luz, pero puedes saber si tu protagonista cumple los objetivos o no.

Elegir al protagonista perfecto para tu historia: una tarea esencial

A veces, el éxito o el fracaso de una obra viene de una buena o mala elección de los personajes principales. Elegir al protagonista perfecto para tu historia es, por tanto, una tarea esencial que no debes subestimar. Los protagonistas son el alma de cualquier narrativa, el vehículo a través del cual el lector experimenta los eventos, emociones y conflictos del mundo que has creado.

Primero, es vital que tu protagonista tenga objetivos claros y motivaciones bien definidas. Esto no solo crea una historia más coherente, sino que también permite que los lectores se identifiquen con él o ella, lo que genera un mayor compromiso emocional.

En segundo lugar, el protagonista debe ser tridimensional, con fortalezas, debilidades, deseos y temores que lo humanicen. Personajes planos o unidimensionales son menos propensos a conectar con el público, no importa cuán emocionante sea la trama.

Por último, pero no menos importante, la relación entre el protagonista y los personajes secundarios también es crucial. Estas interacciones aportan profundidad a la historia y ofrecen más dimensiones para explorar, lo que enriquece la experiencia del lector.

En resumen, si quieres que tu obra tenga éxito, dedica tiempo y esfuerzo para elegir al protagonista perfecto para tu historia. Con un personaje principal sólido y bien construido, tienes muchas más probabilidades de captar la atención de los lectores y ofrecerles una experiencia literaria memorable.

Conceptos esenciales para elegir al protagonista perfecto para tu historia

El personaje principal debe soportar el peso de la trama principal

  1. Necesidad de involucrarse en la trama: Los eventos que comienzan a desarrollarse a lo largo de tu historia tienen que atrapar y envolver al protagonista. Si la historia puede acontecer y el protagonista esquivarla con facilidad, es posible que no hayas elegido al personaje apropiado. En otras palabras, tu protagonista tiene que tener una razón para involucrarse y dejar atrás la comodidad. Podemos afirmar que debes darle un propósito muy claro y potente para estar dispuesto a perder su vida tranquila y enfrentarse a un posible fracaso.

No basta con que los eventos simplemente sucedan alrededor del personaje; estos deben impactar de tal manera que el protagonista no tenga más opción que actuar. Ya sea por una necesidad personal, una misión que solo él puede cumplir o incluso una amenaza que le afecte directamente, el protagonista debe estar inextricablemente ligado a los eventos que se desarrollan.

  1. Evolución del personaje: Es crucial que haya un arco de desarrollo claro para el personaje principal. Esto añade profundidad al relato y permite que los lectores vean cómo el protagonista cambia y crece a lo largo de la historia. La evolución del personaje puede manifestarse de muchas formas, como un cambio en sus creencias, la superación de un obstáculo o la realización de una meta personal.
  2. Relatabilidad y complejidad: Aunque es importante que el protagonista sea excepcional de alguna manera (ya sea por su inteligencia, habilidades o incluso su destino), también debe tener características con las que los lectores puedan identificarse. Un protagonista demasiado perfecto puede resultar aburrido o inaccesible, mientras que uno con virtudes y defectos reconocibles será mucho más relatable.
  3. El protagonista y el tema principal de la historia
  • Interacción con el tema principal: El tema principal de la historia es de vital importancia, y tu protagonista tiene que interactuar con él de forma significativa. Podríamos decir que tu historia no podría existir sin tu protagonista, porque es quien se relaciona con todas y cada una de sus partes.
  • Por ejemplo, si tu obra trata el tema del miedo, este sentimiento debe afectar de manera palpable al protagonista. Cada una de sus acciones, decisiones y enfrentamientos debe estar condicionada por esta sensación. No solo le da coherencia y profundidad a la trama, sino que también ayuda a consolidar la conexión emocional con el lector. Imagínate cómo podría desarrollarse la historia: el protagonista, movido por el miedo, toma decisiones cautelosas o incluso evita ciertos enfrentamientos. Sin embargo, a medida que avanza la narración, este personaje aprende a lidiar con su miedo, lo que lo lleva, finalmente, a alcanzar su objetivo o resolución. Así, no solo se establece una conexión emocional con el lector, sino que también se ofrece una vía para explorar el tema central de la obra de una manera más íntima y personal.

Preguntas clave para definir al protagonista perfecto

  • ¿Tu personaje muestra lo que quieres que vea el lector?
    Es a través de los ojos del protagonista que el lector recibe los valores de tu obra. Debes asegurarte de que el tema de tu historia resalte únicamente a través de las acciones y decisiones de tu protagonista, sin necesidad de explicarlo de forma explícita.
  • ¿Tu protagonista muestra el tema de tu obra? ¿Está lo suficientemente bien definido?
    El tema o la moraleja de tu historia debe quedar patente, y generalmente es el protagonista quien tiene la tarea de hacerlo. Si, por ejemplo, tu historia trata sobre la lucha entre el bien y el mal, asegúrate de que este mensaje se refleje en las acciones y dilemas de tu protagonista.
  • ¿Tu protagonista podría ser cualquiera?
    El protagonista no tiene que ser necesariamente el más fuerte o el más habilidoso, pero sí debe ser el único capaz de llevar a cabo la acción que resuelva la trama. Es su unicidad lo que lo convierte en el núcleo de la historia.
  • ¿Has creado un protagonista irreal?
    Un protagonista debe parecer real y humano en el sentido psico-sensitivo, incluso si es un personaje fantástico como un elfo. Debe tener virtudes y defectos, y evitar ser un personaje todopoderoso sin razón aparente, ya que estos no suelen ser buenos protagonistas.

Reflexiones finales

Es esencial tener en cuenta que, aunque en un principio el protagonista pueda verse atrapado o movido por la trama, en última instancia debe ser él quien impulse la historia y la haga avanzar, quiera o no. No es raro que, al desarrollar una historia, descubras que el personaje que tenías en mente como protagonista inicialmente no es el más adecuado. En esos casos, es crucial estar dispuesto a hacer los cambios necesarios.

También es importante tener cuidado al crear personajes que simplemente nos gusten como escritores, pero que no encajan bien en la trama o no resuenan con los lectores. La historia podría ser sólida, pero un elenco de personajes mal integrado puede alejar a los lectores.

Y después de abordar todos estos puntos, ¿te sientes más preparado para elegir al protagonista perfecto para tu historia? Si tienes más ideas o enfoques distintos, no dudes en dejarnos tus comentarios aquí abajo. Tu participación es crucial para nosotros, pues nos ayuda a mejorar y ganar visibilidad, permitiéndonos continuar ofreciendo contenido de calidad de forma gratuita.

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Un saludo y hasta pronto. Estamos deseando leer tus comentarios y saber qué piensas.

Crear personajes puede resultarnos, en ocasiones, complicado. No es fácil describir a alguien en unas pocas líneas y recordar durante toda nuestra historia que no le gustaban las espinacas, a lo mejor el día que escribimos eso, nos habían puesto espinacas que se nos habían indigestado; y cien días más tarde, no nos acordábamos de ese detalle y describimos la deliciosa crema de espinacas de la que disfrutó nuestro protagonista. Son detalles tontos, pero que pueden hacer saltar un muelle en la cabeza del lector.

Una forma sencilla de evitar esto, es hacer una ficha sobre nuestros personajes y cada vez que tengamos una duda, podemos acudir a ella y así no tener que rebuscar en nuestro texto los párrafos donde describimos a nuestro protagonista.

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A continuación te detallo una lista de detalles que debe tener tu personaje para hacerlo creíble (esta lista la he hecho leyendo el blog de Kristen Kieffer).

  1. Dale una meta, que puede o debe marcar la historia principal, pero ten en cuenta que a veces lo que un personaje desea, no es lo que marcará la historia central.
  2. Dale una motivación. Tienes que dejar claro por qué actúa el personaje como lo hace. Si es grosero o amable, tiene que existir un motivo detrás. Su comportamiento tiene que estar fundamentado, aunque no tiene por qué estar justificado.
  3. Dale un propósito. Un personaje que no añade nada a la historia, sobra. Es un esfuerzo inútil para el escritor y una pérdida de tiempo para el lector. Añade volumen innecesario a la obra y en ocasiones rompe el ritmo de la misma.
  4. Crea miedos en el personaje. El miedo es lo que limita al personaje, lo que lo coarta a la hora de actuar, lo que necesita superar para alcanzar su meta. Le da credibilidad y profundidad.
  5. Deja claro las imperfecciones del personaje. A veces conocer los defectos de un protagonista nos da la visión completa de por qué actúa como lo hace.
  6. Crea una historia para el personaje. Si un personaje tiene una historia detrás, le añade profundidad y motiva sus acciones. Sin olvidar que nos deja una idea de cómo puede actuar o no ante las confrontaciones. Nos hará ver cómo evoluciona a lo largo de la historia central.
  7. Dale una historia presente. La situación que rodea al personaje nos ayuda a conocerlo también. La historia presente no tiene por qué ser una evolución de la historia del personaje. Puede ser totalmente distinta. Explica cómo ve el mundo el personaje y por qué.
  8. Dale una personalidad. Una cosa que hay que dejar clara desde el principio, es lo que le gusta y lo que no al personaje, su forma de expresarse, su forma de vestir, de comportarse…
  9. Señala sus intereses. Los gustos, lo que le gusta, lo que le importa, lo que odia. Su personalidad, identidad, si es religioso, espiritual, su raza… todo puede influir y marcar sus acciones y cómo lo ven los demás.
  10. Describe alguna peculiaridad. No hace falta extenderse demasiado en esta parte. Un par de detalles que lo hagan peculiar y único. Una manía, algo que marque la diferencia entre ese personaje y otro similar. Que nos indique cómo de raro es.
  11. Busca un buen nombre. Lo normal es nacer con un nombre que no diga mucho sobre nosotros, pero aquí jugamos con ventaja. Nosotros escogemos el nombre y un nombre puede decir mucho de un personaje. Podemos buscar uno con un significado que se adapte a él o al contrario, uno que sea totalmente opuesto a cómo es. Un nombre puede indicar la época de la historia sin decir mucho más, que pertenece a una familia determinada…
  12. Dale un deseo. Los deseos son grandes motivadores y llevarán a nuestro personaje de un punto a otro de la historia irremediablemente. Dotarlo de ese deseo hará que se mueva dentro de la historia en una dirección marcada o no que dependerá exclusivamente de satisfacer ese deseo.
  13. Dale algo para amar. Aquí podemos introducir una historia romántica o sencillamente algo que sea importante para el personaje. El amor, de cualquier tipo, puede ser muy motivador y provocar actuaciones en uno u otro sentido que desarrollen nuestra historia.
  14. Dale poder. Pon a prueba al personaje, ponlo en situaciones que saquen lo mejor de él para poder cambiar lo que le rodea. Permite que conozca sus limitaciones para saber qué lo hace fuerte.
  15. Ponlo en problemas. Crea situaciones que rodeen al personaje en la que puedan verse sus defectos o virtudes. Hazle fallar, perder, verse derrotado. Deja al lector verlo caer a lo más bajo y así podrás hacerlo crecer más tarde y resultar victorioso. No le pongas las cosas fáciles.
  16. Hazlo único. Anteriormente en el post sobre los relatos, os dije que utilizarais los estereotipos para ahorraros tener que explicar demasiado del personaje. Si la obra es corta, creo que es bueno hacerlo, pero siempre debemos buscar crear personajes únicos y para eso debemos huir de los estereotipos.
  17. Hazlo sociable o no. La relación con otros nos hará conocer mucho sobre un personaje. O la falta de relación con ellos. Deja ver qué tipo de personas le gustan o no.
  18. Muestra el momento más feliz del personaje, lo que nos dejará comprender cuán desdichado es o cuánto ha sufrido.
  19. Proporciona al personaje sus maestros o mentores que le dan fuerza y seguridad.
  20. Crea un personaje o lugar que le aporten seguridad al protagonista.
  21. Crea redención para el personaje. Se equivocará, hará daño a otros o a sí mismo. Hacer lo que debe hacer para reparar ese daño nos definirá al personaje.
  22. Éxito. Demostrar cómo al final sale victorioso nos hará ver cómo ha evolucionado desde el inicio al final del viaje.
  23. La historia. Si consigues darle vida a cada uno de estos puntos, puedes tener una gran historia. Haz que tu personaje brille dentro de ella.

Estos puntos no son los que harán grande tu historia, eso es cosa tuya como escritor, pero te ayudará a darle una personalidad fuerte y realista a tus personajes además de una coherencia que en ocasiones se nos escapa en grandes obras.

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