Ya lo he dicho otras veces, pero no me cansaré nunca de decirlo: adoro escribir villanos. Son personajes que pueden hacer lo que deseen, bueno o malo y no les importa ninguna convención social ni que los “miren” mal por sus actos. Pero es cierto que me gusta darles un final que satisfaga la necesidad humana de castigar las malas acciones o hacerles emprender un viaje en el que su “malignidad” sufra una metamorfosis y termine purgando sus pecados y sacrificándose por lo que nunca hubiera imaginado.
Ahí tienes a Darth Vader. Es el mal en contraposición a su hijo, que representa el bien y la justicia. Se enfrentan en un terrible duelo que gana Vader, pero Luke sabe que todavía no ha perdido, porque su padre es un villano, pero uno que todavía puede cambiar. Y eso sucede en el último momento. Vader toma en un segundo la decisión de cambiar, salva a su hijo y provoca su muerte en el mismo acto. Me gusta la redención, pero siempre que esté justificada. Vader quería seguir siendo villano, al fin y al cabo llevaba mucho tiempo siéndolo, pero no lo quería a cualquier precio.
Como ves, escribir un villano es un proceso muy complicado, porque el lector quiere comprender cada movimiento que haga. El mal por el mal, a veces funciona, pero hay que motivar sus acciones y que el lector las comprenda y que no se haga preguntas que le resten fuerza a tu historia.
Si quieres escribir villanos que hagan temblar de miedo y que tengan historias interesantes, a pesar de ser los “malos” de tu historia, coge papel y lápiz y vamos a ver cómo conseguirlo.
¿Qué hace terrorífico a un villano?
Muchos escritores se centran en la parte violenta de un villano. Es malo y hace daño a la gente, daño físico; hay dolor y hay sangre. Pero lo que de verdad hace terrorífico a un villano, es su psique. Siguen siendo humanos, pero han cruzado los límites que nos imponemos como sociedad. No les tiembla la mano a la hora de matar o arrebatar aquello que hace felices a otros. Los mejores villanos son aquellos que se contraponen al héroe de tu historia. Cuanto más humano, más normal, parezca un villano, más terroríficas serán sus acciones, al estar fuera de los límites morales de la humanidad. Los “malos” saben que lo que hacen no está bien, pero lo creen necesario para sus planes y no les tiembla la mano al hacerlo.
Crea capítulos en donde se luzca tu villano
Para que el lector comprenda al villano, para que entienda cómo de malvado puede llegar a ser, es necesario darle protagonismo en algún punto. Si el lector no ve lo que el villano hace, nunca va a temerlo. No olvides que el villano es el protagonista de su historia, el héroe de su propia historia, aunque no esté en los cánones de héroe que tenemos como sociedad.
Puede que tu villano no sea una persona, puede que sea una situación o una enfermedad. En ese caso, no puedes darle capítulos con los que el lector lo comprenda. Debes escribir las consecuencias de esa enfermedad o situación. Incluso es posible que tu villano no aparezca en toda la obra, pero está presente en cada acto o cada derrota que sufrirán tus personajes. Puedes hacerle ver al lector cómo actúa tu villano sin necesidad de hacerlo aparecer.
Aprovecha los pensamientos y recuerdos de los personajes para dibujarlo correctamente y que el lector comprenda cómo cambia las vidas de todos la presencia de ese villano.
Si te paras a pensar un poco en el Señor de los anillos, ¿cuántos capítulos están dedicados a Sauron? ¿Y acaso no sabemos de sobra lo malo que es y cómo actúa? Lo vemos a través de los sirvientes del señor oscuro, a través de las vicisitudes que sufren los protagonistas y no nos hace falta que tenga capítulos dedicados a él.
Mostrar algunos personajes, no es necesariamente dedicarles páginas y páginas.
¿Podemos catalogar a los villanos de alguna forma?
¿Hay algo que le guste más a los seres humanos que hacer listas? Probablemente, pero no viene al caso.
Todos sabemos reconocer a un villano, pero existen estereotipos que pueden ponerlo más fácil aún. Ya sabemos que los estereotipos no deben ser nunca usados sistemáticamente, pero podemos aprovecharlos para definir bien nuestros personajes. Aprovecha y dales una vuelta de tuerca, conserva rasgos del estereotipo, pero dale personalidad propia.
Pero como aquí estamos hablando de villanos, intentemos catalogarlos de alguna forma. Yo los voy a dividir en tres grupos:
- El villano por excelencia
- El villano esbirro
- El villano omnipresente/maldad pura
- El villano por excelencia
La maldad de este tipo de villano está en los límites de lo aceptable, pero no duda en cruzarlos de ser necesario para llevar a cabo sus planes o deseos. Si eres capaz de crear un “malo” de este tipo, de forma que el lector conecte, lograrás una gran obra.
Este tipo de villano es presentado como una persona casi normal, con ciertas tendencias a salirse con la suya sin importarle los daños colaterales. Eso sí, no duda en dar el paso si necesita cruzar los límites. No tiene reparos en mentir o matar porque siente que su necesidad es mayor que las consecuencias. Los cuerpos que va dejando en su camino, no le importan, porque son el mal necesario para alcanzar su objetivo.
El villano no es un monstruo a simple vista, no tiene nada diferente al resto, su maldad radica en su personalidad. Este tipo de villano sabe dónde comienza su historia y dónde quiere ir y no le importa nada de lo que tenga que hacer para llegar.
El villano esbirro
Estos villanos están a la sombra de otro. Vemos algunos personajes como estos, que sirven para mostrar lo que le puede suceder al héroe de no actuar como debe o de no alcanzar su objetivo. Podríamos definirlos, como el espejo en el que el protagonista puede mirarse para comprender lo que le puede suceder de no ser firme en su empresa.
Este tipo de villanos, en muchas ocasiones, se utiliza de forma moralizadora. Es una forma de decir: “Esto es lo que les pasa a las personas que se desvían del camino”. También es un tipo de villano que sufre una transformación a lo largo de la historia, comprendiendo que no es más que una marioneta de un villano aún mayor que él. Y, a veces, esto le lleva a su destrucción. El villano esbirro que se rebela contra su amo, perderá mucho, la vida incluso. En otras ocasiones pasa a ser la ayuda que el héroe necesita para vencer al villano principal. En algunas historias, terminan como parias, vagando en busca de un propósito, que pierden en el momento en que comprenden su propia naturaleza.
El villano omnipresente/maldad pura
Este tipo de villanos suele utilizarse en historias más concretas. Están muy presentes en la fantasía. Pero también los encontramos en otro tipo de historias realistas. Piensa que un villano omnipresente, podría ser una enfermedad grave. Y la maldad pura puede encontrarse en personas “normales”.
Un psicópata podría representar la maldad pura.
Estos personajes suelen representar el mal en estado puro y los protagonistas deben encontrar una forma de detenerlos que muchas veces se hace muy complicada y dolorosa. Los protagonistas que se enfrentan a este tipo de antagonistas, suelen sufrir mucho en su empresa y su éxito no siempre es bien recompensado, aunque acabar con el mal puede ser suficiente para ellos.
Esta forma de agrupar a los villanos no tiene por qué ser tomada al pie de letra, puedes crear un villano que encaje en dos de estas definiciones, ahí entra tu originalidad como autor.
¿Cómo puedo crear grandes villanos?
Motiva sus acciones
Lo que tienes que tener más presente a la hora de crear villanos y cualquier otro personaje, son sus motivaciones. Un personaje sin un propósito, sobra en tu obra, porque no pinta nada, no aporta absolutamente nada. Haces perder su tiempo a tu lector conociendo a un personaje que no importa.
Intenta contestar a dos preguntas: ¿Qué quiere y por qué?
Justifica sus actos y su maldad, o al menos una de las dos cosas. Porque el mal profundo existe, pero en casos muy limitados. Un demonio ha de ser malo, porque los demonios son la encarnación del mal (aunque la literatura y el cine le han dado muchas vueltas a este tema y han logrado dotar de “bondad” y buenas intenciones a demonios; es una visión que nos muestra que puede haber algo bueno en cualquier ser, aunque yo creo que es una forma de mutar la historia de nuestra cultura, para hacer desaparecer una parte espiritual de nosotros mismos. Los demonios son malvados porque representan al mal; en el momento en que dotamos a esos demonios de humanidad, ya no son demonios de verdad, ya estamos hablando del mal que todos encarnamos como meros humanos; pero es mi opinión y aún así, me parece una forma válida de crear un personaje).
Los motivos que mueven a un personaje, villano o no son:
Necesidades básicas
Piensa en la pirámide de Maslow. Las primeras necesidades que cualquiera tiene que cubrir son las de alimento y refugio.
Necesidades espirituales/psicológicas
Sentimiento de pertenencia a un grupo o a un colectivo. Y dentro de ese grupo, el prestigio propio que los demás pueden ver.
Autosatisfacción
Logros personales, como alcanzar su máximo potencial en lo que hacen y lograr llegar a lo más alto y ser considerado.
Tampoco debes limitarte a crear un villano cuyo único propósito es hacer sufrir a tu héroe. Es algo que el villano va a hacer, porque el héroe de tu historia es el vilano de la suya. Quiere ver retorcerse de dolor, físico o psicológico a ese personaje que se interpone en sus planes o que pretende detenerlo. Lo que no significa que tu villano no disfrute el máximo del sufrimiento de tu protagonista.
Convierte a tu villano en un espejo para el héroe
No hay nada que cree mayor tensión entre villano y héroe, que crear con ellos las dos caras de una moneda. Hay una fina línea, difícil de delimitar, que puede convertir al héroe en el villano que persigue.
El villano va a poner contra las cuerdas al héroe y lo va a llevar hasta el punto de decidir si sigue siendo un héroe o da el paso y se transforma en villano. El villano y el héroe pueden tener las mismas motivaciones, pero uno dará unos pasos y el otro, unos totalmente diferentes.
Deja ver las consecuencias
Los actos del villano tienen un impacto sobre la historia. Permite al lector conocerlos. Y trata, en la medida de lo posible, que esos actos tengan repercusión en la vida del protagonista, de no ser así, por qué iba a adentrarse en la historia nuestro héroe. Aunque no tiene por qué actuar sobre la vida directa del protagonista, puede hacerlo sobre la del entorno del héroe.
Y, una vez más, el impacto no tiene que ser en el mundo físico, puede causar un trauma o un terremoto psicológico.
No hay por qué asociar la maldad al villano
No siempre es el mal lo que nueve a un villano, diría que es una motivación muy concreta de un tipo de villano. Piensa, que, el hecho de que consideremos malignas, ciertas acciones, no implica que lo sean. Lo son para nuestra consideración del bien y el mal. Pero casi nunca es tan sencillo separarlo.
Dibuja bien al villano
A la hora de crear un villano, debes hacerlo igual que cualquier otro personaje. Puedes hacerlo con fichas o como a ti te guste, pero debes realizar un buen esqueleto para ese personaje. Si te has suscrito al blog, habrás recibido un ejemplo de ficha para crear personajes. Rellénalo igual que con cualquier otro personaje.
Y no te limites a darle características “malignas” a tu villano, todos tenemos cosas buenas y malas, hasta los villanos.
Ponlo al límite
Está bien poner al límite a los personajes. Hacerlo con el villano puede ser muy inteligente. Una rata acorralada es capaz de cualquier cosa. Poner contra las cuerdas al villano creará situaciones muy interesantes en las que perderá el control. Dará al lector una nueva visión del personaje, que le ayudará a dibujarlo de mejor forma. Y aportará mayor dificultad al héroe para salir victorioso, creando tensión que el lector sabrá apreciar.
¿Sabes ya cómo va a ser tu villano? Piensa que debe estar a la altura de la historia y del protagonista. Si todavía tienes dudas o necesitas saber más sobre los villanos, puedes leer estos artículos donde tratamos a los villanos para sacarles el máximo partido.
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