
Los mentores, esos personajes que ayudan a los protagonistas, inculcándoles conocimiento o guiándolos en el camino. Piensa en tu historia favorita, seguro que en ella aparece algún personaje de este tipo. Gandalf, en el Señor de los Anillos, Obi Wan en La Guerra de las Galaxias, el místico que cría al último gelfling en Cristal Oscuro… Puedes encontrarlos en casi todas las aventuras, pero no se limitan a este tipo de obras de género fantástico, space ópera, aventuras… También tenemos al señor Miyagi, en Kárate Kid, Mickey Goldmill, en Rocky, Pay Mei, en Kill Bill…
De hecho, la palabra mentor la recibimos gracias al poema de Homero, la Odisea. Méntor, el amigo de Odiseo al que dejó el cuidado de su hijo Telémaco, convirtiéndose en su maestro y guía, nos presta su nombre; y hoy, llamamos a quienes inspiran y conducen a los protagonistas como él.
Lo primero que debes decidir, es si tu historia necesita un mentor. Si es que sí, vamos a ver cómo podemos hacer para que sea memorable. Este personaje solo debe aparecer si realmente es necesario para la evolución del protagonista. Meter un mentor en tu obra, sólo porque te parece que rellenaría unas cuantas páginas, sería el mayor error de tu vida. La novela perdería mucha calidad ante los ojos de tus lectores.
Analiza a tu protagonista, ¿necesita obtener un conocimiento o habilidad especial para alcanzar su éxito? Entonces, necesita un mentor. Aunque debes tener en cuenta, que un mentor no tiene por qué ser un personaje de carne y hueso. Puede ser un libro, una visión, un fantasma del pasado… Lo que debe hacer es cambiar al protagonista, de forma que alcance el éxito o que lo lance a la batalla para alcanzarlo.
Es fácil introducir un personaje mentor en tu obra, que le dé la sabiduría necesaria al protagonista; pero si de verdad quieres que tus lectores lo quieran, que jamás lo olviden, sigue estos consejos.
Los personajes, mentores o no, siempre deben modificar la historia, si su presencia o ausencia no marca la diferencia, toda esa historia que los rodea, sobra. No pierdas el tiempo en escribir sobre un personaje innecesario. En los últimos tiempos podemos ver muchas sagas que introducen personajes que desaparecen igual que aparecieron. Al final su presencia no importaba. La historia no cambiaba. Lo vemos mucho en las series. Nos aburren con capítulos y capítulos en los que nos presentan una historia y unos personajes, que una vez terminan su actuación, no cambiaban nada. A mí me da mucha rabia. Los personajes deben influir en el protagonista y en la historia, deben dejarlo marcado. Si podemos ver del capítulo 1-7, saltar al 15 y seguir sin importar que nos hemos perdido esos episodios… quiere decir que la trama de esos capítulos no vale para la historia. Piénsalo bien cuando prepares tu novela. Cada palabra, cada capítulo, tiene que marcar de alguna forma la historia o a los personajes.
Así que, vamos a ver algunos detalles que pueden aportar riqueza a nuestros personajes mentores:
- Dale una historia propia. Tu mentor necesita una gran historia, es un sabio por algo y tiene cosas que enseñarle a tu protagonista, porque ha vivido muchos episodios interesantes. Si no cuentas nada de él, te limitas a hablar de él y que le proporcione ayuda al protagonista, puedes ahorrártelo, puede obtener el conocimiento de un libro o de cualquier parte. Un personaje tiene que cambiar la historia, dejar su huella. Y si puede ser sustituido por un objeto, no merece la pena dedicarle tiempo y trabajo a un personaje así.
- Tu mentor debe tener un propósito. Quiere conseguir algo y puede alcanzarlo, depositando su sabiduría en el protagonista. A veces, el mentor debe servir de ejemplo al protagonista. En muchas ocasiones, podemos crear una escena en la que el mentor muere, provocando un cambio en su pupilo.
Existen algunas cosas que tu mentor puede hacer por tu historia y por tu protagonista. Vamos a ver unos ejemplos:
- Comparten su sabiduría.
Aconsejan al héroe en el fracaso y lo ayuda a vencer. Dan información que el lector va a agradecer, aunque no la compartan con el resto de personajes, nada crea más expectación que esas cosas que el lector sabe, pero el protagonista no.
- Pueden salvar al héroe.
En cualquier momento de la historia, nunca en el desenlace, un mentor puede salvar la vida o sacar de una situación difícil a tu protagonista, haciendo gala de su conocimiento o poder.
- Sirven de sacrificio que alienta al protagonista.
El mentor puede sacrificarse, mostrando lo malo que puede llegar a ser un villano o antagonista. O para que el protagonista se decida, al fin, a actuar.
- Puede ser un ejemplo a seguir.
El mentor puede convertirse en la luz que guíe al protagonista y el espejo en que fijarse para alcanzar el éxito.
- Son guías para los protagonistas.
El protagonista puede estar perdido, física, psíquica o emocionalmente y es el mentor quien puede reconducirlo.
- Aporta nuevas habilidades o conocimiento.
La existencia de un mentor tiene que suponer un cambio en el protagonista, ya sea, enseñándole nuevas habilidades o mostrándole conocimientos que no puede adquirir de otra forma.
- Pueden devolver al protagonista a la realidad.
Si el protagonista alcanza un éxito temprano o adquiere mucho poder, puede perderse, sintiendo que él está por encima de todo. El mentor está ahí para bajarle los humos y evitar que se pierda.
- El mentor se convierte en estímulo.
El protagonista tiene una figura en la que fijarse y que siempre lo guíe por el buen camino.
Cuando introduzcas mentores en tus historias, asegúrate bien de que son necesarios, si los eliminas y no pasa gran cosa, tu historia no necesita un gran arreglo, es probable que no tenga cabida en tu historia. No hace falta que cumpla todo lo expuesto, pero sí un par de estos puntos. Y piensa que el mentor no tiene que ser de carne y hueso, presente en tu historia, puede ser alguien del pasado o de la historia de la humanidad. No tendrá una presencia física, pero sí emocional o mental.
Y esto es todo, ¿te gustan los mentores? ¿Tienes un buen recuerdo de algún personaje de este tipo? Puedes compartirlo con nosotros en los comentarios y siéntete libre de hacer las preguntas que quieras. Un saludo y nos leemos en el próximo artículo.
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