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La historia en tres actos

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La historia en 3 actos. Consejos para escribir una novela,
La historia en 3 actos. Consejos para escribir una novela,
Descubre la estructura en 3 actos, una de las formas más utilizadas en la literatura.

La historia en tres actos

La primera vez que intenté escribir un relato, mi comprensión era simple: sentarse frente a un papel en blanco y plasmar lo que deseaba contar. Sin embargo, con el tiempo, entendí que la historia en tres actos y otros aspectos son fundamentales en el mundo de la escritura.

Es esencial investigar sobre lo que vas a escribir. No se puede narrar eficazmente la vida de una niña en una tribu desconocida sin entender la cultura y costumbres de la tribu. Escribir una historia sin una base sólida de investigación es como construir un mundo de fantasía, pero presentarlo como algo real. Las historias bien fundamentadas son producto de una extensa labor de investigación de sus autores.

Además, la estructura es otro elemento que define la historia, y es aquí donde se centra otra responsabilidad crítica del escritor. La improvisación puede ser útil en la escritura, pero la planificación previa, especialmente cuando se aborda la historia en tres actos, puede evitar muchos inconvenientes posteriores.

Es bueno panear lo que vamos a escribir y cómo lo vamos a escribir

Antes de escribir, necesitamos tener claras muchas cosas, incluyendo el final de nuestra obra. Al igual que un arquitecto que planifica un edificio antes de que los albañiles comiencen a construir, debemos tener una estructura para nuestra novela o relato. Este enfoque nos facilitará la corrección de errores o la necesidad de hacer ajustes.

Hoy, vamos a explorar las estructuras en las historias, centrándonos en la historia en tres actos, que proporcionará solidez a nuestra obra y nos guiará en la dirección correcta.

Si hay un elemento común en todas las historias, ese es el conflicto. El conflicto es el catalizador que desvía al protagonista o protagonistas de su vida cotidiana. No siempre tiene que ser un evento monumental como un ataque de un monstruo o un dragón; incluso eventos aparentemente insignificantes, como una caída o un encuentro inesperado, pueden desencadenar un cambio en la vida del personaje.

La historia en tres actos es una de las formas de estructurar una historia más comunes

Seguimos profundizando en la estructura narrativa conocida como la historia en tres actos, la cual se puede desglosar en tres etapas clave: el comienzo, el desarrollo y el clímax. Ya sea que estés escribiendo una novela, un cuento corto, o incluso un guion, esta estructura es adaptable, con la única variable siendo la duración de cada sección. Aunque la fase del desarrollo, en la que se despliega la trama, tiende a ser más extensa que las otras.

La historia en tres actos sigue una lógica fácil de entender

En cada una de estas etapas que conforman la historia en tres actos, es imperativo generar un interés creciente en el lector. La incertidumbre es tu aliada; mantenla viva, alentando al lector a pasar página tras página, buscando descifrar el misterio de lo que sucede. Como escritor, tienes el control para dosificar la información, evitando desvelar todos los detalles desde el principio para mantener al lector interesado. Sin embargo, no debes confundir engaño con mentira; el primero mantiene al lector intrigado, mientras que la segunda puede hacerle sentir traicionado y perdido. Puedes jugar con la información, pero no tergiversarla.

La historia en tres actos

Desgranemos más en detalle lo que significa cada uno de estos tres actos en la estructura de la historia. Estos son: Introducción, Desarrollo y Resolución.

Introducción: Aquí es donde tu historia cobra vida. Debes presentar a tus personajes (principalmente al protagonista), la situación que les rodea, y el conflicto que se desarrollará en la trama. La profundidad de la introducción variará según la longitud de tu obra. Si es un relato corto, deberás condensar la vida del protagonista en unas pocas líneas. Si es una novela, tendrás más espacio para dar vida a los personajes secundarios, describir el lugar donde vive el protagonista, su ocupación, gustos, preocupaciones, etc. Sin embargo, lo más importante es presentar al personaje y su situación, así como el conflicto que desencadena la historia.

Desarrollo: Esta es usualmente la parte más larga de la historia en tres actos. En este tramo, narras el viaje que debe emprender tu personaje para llegar al desenlace. Es aquí donde vemos la mayor parte de la acción y el desarrollo de la trama principal. Debe haber una evolución de los personajes a lo largo de esta fase; si permanecen igual que al principio, algo no está funcionando bien en tu historia.

Resolución: Esta es la última etapa de tu historia en tres actos, donde se desenlazan los conflictos y se cierra la narrativa. Al igual que en la introducción, esta parte tiende a ser más corta que la fase de desarrollo. Aquí es donde se revela el resultado del viaje del personaje y cómo los conflictos que han enfrentado han cambiado su vida.

En la historia en tres actos, es fundamental enganchar al lector para que quiera continuar con tu obra. Debes crear ganchos que atrapen al lector y lo mantengan en suspense. Un buen consejo es comenzar con un pequeño conflicto que el protagonista resuelva con éxito. Este primer triunfo genera expectativas en el lector y establece un precedente para el conflicto principal que se desarrollará en la historia.

Recuerda, sin embargo, que cada historia es única y estas pautas deben servir solo como un punto de partida o referencia. La clave está en captar y mantener la atención del lector mientras le ofreces un viaje interesante y memorable a través de tu historia en tres actos.

Desarrollo

Esta será la sección más amplia (aunque podrías asignar a cada sección una longitud similar, por lo general, el desarrollo siempre es más extenso; es común brindar una pequeña introducción antes de la historia per se y finalizarla en un segmento igualmente breve).

En esta etapa de nuestra narrativa, debemos relatar el recorrido que debe emprender nuestro personaje hacia el desenlace. Si logra tener éxito en su empeño o fracasa, es algo que no deberíamos considerar en este punto. El protagonista, que ha experimentado algún tipo de contratiempo, que lo ha desplazado de su realidad diaria, se enfrentará a novedades y es aquí donde veremos la mayor parte de la acción. Durante su transformación, de la persona que era antes del conflicto en el que se ha visto enredado, a la persona que será una vez aceptado el cambio. Lo que es cierto, que en una historia, los personajes deben evolucionar. Si son la misma persona al inicio y al final, algo no hemos hecho correctamente.

Pero lo principal en este comienzo de nuestra narrativa es atrapar al lector para que continúe con tu novela. Debes diseñar pequeñas trampas que capturen al lector y ya no pueda liberarse. Una forma de hacer esto, es iniciar con un pequeño conflicto que nuestro protagonista resuelva satisfactoriamente, lo que provocará que, cuando llegue el conflicto que desencadene nuestra historia principal, el lector comprenda que su resolución supera las capacidades del protagonista.

Escribe siempre buscando el entendimiento del lector

Debes retratar la vida del protagonista de tal manera que, cuando llegue el momento, el lector entienda que ya nada será igual para ese personaje y que debe iniciar un viaje que solo puede terminar si logra resolver ese conflicto (de manera satisfactoria o insatisfactoria).

Entre la presentación y el conflicto, puede haber una extensión más o menos larga, eso variará según tu historia. Y este evento, que aparece inesperadamente, solo será una muestra de todo lo que está por venir. Servirá para crear expectación en el lector. ¿Será capaz el protagonista de resolver ese conflicto? ¿Cómo lo hará? ¿Tendrá ayuda de alguien o deberá enfrentarse solo? Si lo haces bien, el lector se hará muchas preguntas y cuantas más se haga, más interés tendrá en seguir leyendo la historia. Y sé meticuloso al momento de responder a todas esas preguntas que se hará el lector, no hay nada más frustrante, que terminar una historia y que tus lectores aún se estén preguntando cosas sobre ella (siempre y cuando no lo hagas para escribir una secuela, entonces es bueno que los lectores se hagan preguntas).

Ejemplos

Podemos observar ahora los incidentes que provocan la acción de la historia con nuestros ejemplos previos:

Si miramos Drácula, Jonathan Harker, es testigo de eventos que superan cualquier cosa que él haya visto con anterioridad.

En El fantasma de la ópera, Christine descubre que el espíritu que la visita puede ser visto por otros y se da cuenta de que no es quien ella creía.

En El Señor de los anillos, Frodo descubre que su tío, Bilbo, guardaba un anillo que no debía poseer. Este incidente que desata el desarrollo de la trama, puede ser repentino y llevar asociado las consecuencias del mismo. Es decir, entre el incidente incitador y la decisión del protagonista de seguir esa nueva corriente que lo arrastra, puede ser instantánea, en la misma escena o puede ser posterior, dejando tiempo a una decisión que debe tomarse para seguir adelante o para negar el cambio.

¿Continuamos con nuestros ejemplos?

En Drácula, Jonathan Harker se encuentra prisionero y logra escapar para intentar advertir de lo que está ocurriendo.

Si has leído El fantasma de la ópera, habrás visto que Christine, consciente del peligro que corre el hombre que ama, decide complacer al fantasma para evitar la desgracia.

En El Señor de los anillos, Frodo decide que debe cumplir con esa misión porque es su carga y nadie más debe llevarla.

Resolución

Y, finalmente, llegamos al desenlace. Aquí llegamos al punto en que tenemos que resolver nuestra historia. El conflicto que inició la trama debe quedar resuelto. El protagonista debe enfrentarse a lo que sea que le ha cambiado su vida cotidiana y salir transformado del desafío. Y aquí no importa si sale victorioso y derrotado, será el punto final de nuestra historia.

La longitud del mismo dependerá de si hemos dejado muchos cabos sueltos. Puede que te guste terminar la historia sin adornos, el protagonista llega al final y tras el enfrentamiento, la historia termina; o quizás quieras hacer una despedida más larga. Tras el enfrentamiento, queda el retorno a la vida cotidiana, en la que ya no será la misma persona. Puedes aprovechar para cerrar las historias paralelas que has creado, para darle una buena despedida a cada personaje o para presentar la posibilidad de una secuela.

A los lectores les suele gustar más un final con despedías, largo, que no quieren que nunca termine. Yo tuve una época en la que terminaba las historias precipitadamente, y a los lectores no les gustaba mucho, por eso ahora intento terminarlas de formas más pausada, despidiendo personajes y cerrando todo lo que haga falta cerrar.

Y esto es, un poco por encima, la historia en tres actos. Puedes ponerla en práctica con todo tipo de historias y es una estructura ampliamente utilizada, por su facilidad y por su acogida. Son historias que funcionan muy bien. En próximos artículos seguiremos con el tema de las estructuras a la hora de preparar una novela (o relatos, vale igual para una u otra historia).

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¡Muchas gracias por tu tiempo y por considerar estas formas de apoyo! Hasta la próxima.

Un saludo, Lola

Puedes leer más sobre la trama aquí: El Desarrollo de la Trama

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