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Explora los clichés más comunes en las historias de amor y cómo darles un giro único.

9 Tópicos Que Evitar en Tus Historias Románticas

Ah, el amor… ese sentimiento universal que ha inspirado epopeyas, tragedias y, por supuesto, el motivo por el cual recibimos tantas invitaciones a bodas, que casi podríamos abrir una papelería con ellas. Pero, queridos escritores, antes de lanzaros a la piscina de la narrativa romántica, hay ciertos tópicos que, como el perejil de todas las salsas, han sido explotados hasta el hartazgo. Vamos a explorar, con una sonrisa en los labios y quizás una lágrima en el teclado (de la risa, claro), esos 9 clichés que sería mejor evitar en vuestras historias románticas. Así que, vamos a empezar a conocer esos 9 tópicos que evitar en tus historias románticas.

1. Amor a primera vista: Más visto que el “TBO”

Sí, lo sabemos, el amor a primera vista es tan romántico como inverosímil. ¿Cuántas veces hemos leído esa escena en la que sus miradas se cruzan y zas, flechazo instantáneo? Si bien puede ser el inicio de una linda historia, apostar por el desarrollo de una relación más creíble puede resultar mucho más gratificante. ¿Y si en lugar de amor a primera vista, experimentan un «interés moderado a primera vista» que se convierte en amor? Al menos, evitaréis que vuestros lectores terminen con los ojos apuntando al cielo.

Ejemplo: En el momento en que Lucas entró al café y sus ojos se encontraron con los de Marta, algo mágico sucedió. Fue como si un rayo los atravesara a ambos, sellando su destino. A partir de ese instante, Lucas supo que Marta era «la elegida»… a pesar de que lo único que había hecho era pedir un café con leche.

Este artículo se titula 9 tópicos que evitar en tus historias románticas, ya hemos visto el primero, así que vamos con el segundo.

2. El triángulo amoroso: Porque dos son compañía, pero tres son un lío

El pan nuestro de cada novela romántica: el triángulo amoroso. Tan inevitable como encontrarse con que el último trozo de tarta ha desaparecido misteriosamente de la nevera. ¿Es realmente necesario que siempre haya una tercera persona esperando en las sombras para complicar las cosas? Explorad otros conflictos y desafíos en vuestras historias. Hay más problemas en el cielo y en la tierra que pueden poner a prueba una pareja incipiente o consolidada.

Ejemplo: Sandra estaba perdidamente enamorada de Alejandro, su compañero de trabajo. Sin embargo, la repentina llegada de Carlos, el nuevo jefe del departamento, pone a prueba sus sentimientos. Carlos es encantador, y parece tener un interés especial en Sandra. Ahora, Sandra debe elegir entre el amor seguro de Alejandro y el excitante pero incierto encanto de Carlos. Una premisa muuuuuuuy original, nunca vista.

3. El malentendido que se resuelve hablando: El silencio no es oro, es un problema

«Ay, si hubieran hablado cinco minutos en el capítulo tres, nos habríamos ahorrado trescientas páginas de angustias». Este tópico es tan común que ya nos preguntamos si los personajes han oído hablar de la comunicación como base de la relación. Evitemos que un WhatsApp perdido o un email en la carpeta de spam sean el villano de nuestra historia. La comunicación efectiva también puede ser romántica, ¡y evita malos ratos!

Ejemplo: Después de ver a su novio Daniel hablando con una mujer desconocida en una fiesta, María decide que él le es infiel y rompe sin pedir explicaciones. Doscientas páginas más tarde, descubre que la mujer era su prima, recién llegada de Australia. Si sólo hubiera preguntado…

4. El rescate justo a tiempo: ¿Superhéroe o pareja romántica?

Nuestro personaje principal siempre llega en el momento justo para salvar a su amado/a de una situación peliaguda. Aunque el heroísmo tiene su encanto, confiar siempre en este recurso puede restarle verosimilitud a los personajes, especialmente si uno siempre está salvando al otro. ¿Qué tal si, en lugar de rescatarlos de villanos o desastres, se rescatan mutuamente de situaciones cotidianas? Eso sí sería amor del bueno.

Ejemplo: Justo cuando un ladrón está a punto de robar a Emma en un oscuro callejón, aparece David, su interés amoroso, para noquear al ladrón y salvar el día. Emma tiene tendencia en verse envuelta en toda clase de sucesos en los que su vida corre peligro; y este evento la convence de que David es su héroe personal y verdadero amor.

Llevamos 4 de los 9 tópicos que evitar en tus historias románticas que te prometí en el inicio, sigamos.

5. La transformación por amor: De patito feo a cisne gracias al amor verdadero

Este tópico bien podría ser patrocinado por películas de los años 90 y novelas de hace dos siglos. La idea de que alguien debe cambiar radicalmente su apariencia o personalidad para ser digno de amor está algo anticuada y cada vez tiene menos sentido. Amemos a nuestros personajes tal y como son, y dejemos que el amor en nuestras historias nazca de la admiración mutua y no de una transformación al estilo Cenicienta. Pero no te pongas a demonizar obras de otra época en la que utilizan este recurso, y estoy pensando en Grease; no mires esta historia por todos los tópicos que tiene, porque, aunque estemos hablando de todo lo que no se debe hacer, hay obras que lo hacen tan bien, que el resultado es bueno. Esa es la gracia de esta historia, los tópicos.

Ejemplo: Elena siempre ha sido vista como la «nerd» del grupo hasta que decide conquistar a su compañero de universidad, Miguel. Después de un cambio radical de look y de adoptar un nuevo estilo de vida, Miguel finalmente la “ve”. ¿Pero es el amor de Miguel real o sólo por su apariencia?

6. El villano que hace posible el amor: La excusa perfecta para unir a los protagonistas

Nada como un buen villano para unir a dos almas destinadas, ¿verdad? Este recurso, tan manido como el argumento de una telenovela de sobremesa, sugiere que sin una fuerza externa maligna, nuestros enamorados jamás se darían cuenta de sus sentimientos. Pero, ¿y si en lugar de depender de un antagonista para encender la chispa, permitimos que la relación florezca a través de sus propias vivencias y decisiones compartidas? Así, en lugar de dedicar páginas a desvelar el maquiavélico plan de turno, podríamos explorar la complejidad de una relación que se fortalece por sí misma.

Ejemplo: Ana y Roberto siempre se han llevado como el perro y el gato. Sin embargo, cuando un competidor desleal amenaza con arruinar sus respectivas empresas familiares, se ven obligados a trabajar juntos. A través de su alianza forzada, descubren el amor verdadero, uniendo sus fuerzas (y empresas) contra el adversario común.

7. Amor prohibido: Romeo y Julieta ya pasaron de moda

El amor imposible, ese viejo amigo que todos conocemos. Familias enfrentadas, diferencias de clase, planetas en guerra… Cualquier excusa es buena para mantener a nuestros enamorados separados. Aunque el conflicto es esencial en la narrativa, basar la trama únicamente en la imposibilidad de estar juntos puede resultar tan predecible como un menú del día. ¿Qué tal si, en vez de centrarnos en lo que los separa, exploramos los desafíos y alegrías de lo que significa estar juntos a pesar de las adversidades? Lo cierto es que algunos tópicos sí funcionan en obras de época, porque hubo tiempos en los que el amor era lo que menos importaba, pero, a la hora de crear tu trama, tienes que ser consciente del contexto de la misma.

Ejemplo: Julia, una joven de familia aristocrática, se enamora de Marco, el jardinero. Sus familias se oponen ferozmente a la unión, citando diferencias de clase y estatus social. A pesar de los bellos momentos compartidos en secreto, la presión familiar es tan intensa que su amor parece condenado desde el principio.

Ya son 7 de 9 tópicos que evitar en tus historias románticas, casi hemos terminado.

8. El final feliz obligatorio: Porque en el amor, todo vale… ¿o no?

Todos queremos un final feliz, pero, ¿debe ser siempre el mismo? Casarse, tener hijos y vivir en una casa con jardín parece el único destino posible para nuestras parejas. Sin embargo, la felicidad puede tomar muchas formas. Algunas historias podrían terminar con los personajes simplemente aprendiendo algo valioso sobre sí mismos o encontrando la paz en su situación. Expandir nuestra definición de «final feliz» puede ofrecer finales mucho más satisfactorios y realistas que el típico «y vivieron felices para siempre».

Ejemplo: Después de superar innumerables obstáculos, incluidos desastres naturales, malentendidos y la oposición de sus familias, Laura y Carlos finalmente se casan en una ceremonia espectacular, compran la casa de sus sueños y tienen tres hijos, todo ello en las últimas páginas del libro, asegurando que su amor verdadero supera cualquier dificultad.

9. El cambio de opinión milagroso: De odiarse a amarse sin escalas

Este cliché es tan viejo como el tiempo: dos personajes que no pueden soportarse de repente se dan cuenta de que, en realidad, están locamente enamorados. Si bien la tensión entre personajes puede ser una herramienta narrativa eficaz, el cambio de «no te soporto» a «eres el amor de mi vida» necesita ser creíble y estar bien desarrollado. Las relaciones, incluso en la ficción, requieren tiempo, esfuerzo y una evolución que convenza al lector de su autenticidad.

Ejemplo: Lorena y Diego son rivales en el bufete de abogados donde trabajan, compitiendo siempre por ser el mejor. Sin embargo, después de quedar atrapados en un ascensor durante horas, descubren que tienen mucho en común y que su odio mutuo era en realidad una fachada para ocultar sus verdaderos sentimientos. Al día siguiente, deciden dejar de lado su rivalidad y comienzan una relación amorosa, olvidando mágicamente todas las peleas y desplantes anteriores.

Dale un giro a las historias de amor evitando estos clichés. ¡Descubre cómo en nuestro último artículo!

Y así, queridos lectores y aspirantes a Cupidos literarios, concluimos nuestro viaje a través de los tópicos románticos más trillados. Han sido 9 tópicos que evitar en tus historias románticas. Recordad, el objetivo no es evitar a toda costa estos clichés, sino abordarlos con frescura, originalidad y, sobre todo, un profundo entendimiento de lo que hace que una historia de amor sea memorable y única. Porque al final, si hay algo que el mundo nunca tendrá suficiente, es de historias de amor bien contadas. ¡A escribir se ha dicho!

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Con cariño y una pluma siempre lista para la próxima historia, Lola

Pasos iniciales para crear una historia desde la nada.
Cómo erigir una narración desde sus cimientos.

Tejiendo la trama: cómo construir una historia desde cero

La construcción de una trama sólida desde cero, es esencial para el éxito de cualquier historia. La trama es el esqueleto que sostiene la carne de nuestros personajes, diálogos y descripciones. Por eso, es fundamental aprender a tejerla con habilidad y precisión. Vamos a ver el proceso de trabajar la trama para una historia desde cero, y cómo llevarla desde la idea inicial hasta el relato completo.

Pasos iniciales para crear una historia desde la nada.
Construyendo una historia desde la hoja en blanco.

IDEA / Cómo construir una historia desde cero

Todo comienza con una idea, el primer peldaño en el viaje sobre cómo construir una historia desde cero. Puede tratarse de un concepto abstracto, un personaje, una situación o incluso una frase que escuchamos en el autobús. Lo relevante es que dicha idea nos inspire y nos haga imaginar posibles caminos para desarrollar la trama. Aquí, la técnica de la tormenta de ideas puede ser inestimable para expandir el potencial narrativo de nuestro concepto inicial.

En el siguiente paso, se trata de definir el género y el tono que serán los cimientos sobre los que edificar nuestra trama. Por ejemplo, una historia de ciencia ficción tendrá consideraciones distintas a una novela de suspense o un relato costumbrista. Además, el tono del relato puede cambiar la naturaleza misma de los personajes y los eventos; no es lo mismo una comedia que una tragedia.

Cómo edificar una trama partiendo de la nada.
Cómo originar una trama desde el primer instante.

PERSONAJES

Los personajes son el alma y el motor de cualquier trama. Su creación es vital en el proceso de cómo construir una historia desde cero. Para lograr personajes creíbles y multidimensionales, es útil utilizar herramientas como fichas de personaje, entrevistas imaginarias y exploraciones de sus antecedentes. Incluso puedes escribir mini relatos que permitan cristalizar su personalidad.

Cómo edificar una trama partiendo de la nada.
Cómo forjar una narrativa partiendo de cero.

CONFLICTO / Necesario para construir tu historia

Todo corazón narrativo necesita de un conflicto, interno o externo, que sea el pegamento emocional que mantenga a los lectores enganchados. Aquí, el conocimiento profundo de nuestros personajes y su psicología jugará un papel crucial, al igual que nuestro entendimiento de las dinámicas de tensión y las posibles subtramas que podrían surgir.

Pasos para crear una narrativa desde el punto de partida.
Pasos iniciales para crear una historia desde la nada.

SUBTRAMA / No puedes crear un conflicto interesante sin ellas

Una historia rica frecuentemente incluye subtramas que complementan y añaden capas de complejidad a la narración. Estas deben ser coherentes y contribuir al tema o conflicto central, sin apartar al lector de la historia principal.

Cómo fabricar un relato a partir del vacío.
Cómo edificar una trama partiendo de la nada.

GIROS / Una chispa de sal que enriquece el desarrollo de una historia

Nadie disfruta de una trama predecible. Los giros argumentales son esos toques de genialidad que mantienen a los lectores en el borde de sus asientos, y que deben ser cuidadosamente sembrados y desarrollados para ser coherentes con la historia.

La guía definitiva para concebir una historia desde cero.
Pasos para crear una narrativa desde el punto de partida.

CLÍMAX

Llegados al clímax, todas las tensiones, conflictos y trayectorias deben converger en un punto culminante, que será el testamento de la eficacia de nuestra trama y de nuestra habilidad para construir una historia desde cero.

REVISIÓN

Después de la primera versión de la trama, viene el delicado proceso de revisión. Esta etapa es crucial para afinar detalles, añadir o eliminar elementos y asegurarse de que todo fluye coherentemente.

La guía definitiva para concebir una historia desde cero.
Cómo fabricar un relato a partir del vacío.

ESCRIBIR

Finalmente, la trama pasa del boceto a la ejecución. Es en el acto de escribir donde nuestra historia toma vida y donde todo el trabajo previo se cristaliza. La reescritura y la edición finales serán las que determinen la calidad de nuestra obra y culminen el proceso de cómo construir una historia desde cero.

Tejer una trama sólida puede parecer un proceso desafiante, pero con atención a varios elementos clave, el desafío se convierte en una oportunidad para brillar. Desde la idea inicial hasta el género y el tono, pasando por los personajes, el conflicto, la estructura de la trama, las subtramas, los giros argumentales, hasta llegar al clímax y la resolución: todos estos son aspectos cruciales que debemos considerar cuidadosamente cuando nos embarcamos en la tarea de cómo construir una historia desde cero.

Mantenerse abierto a la exploración y al aprendizaje es vital. Al seguir estos pasos y estar dispuesto a experimentar, tendrás todas las herramientas para construir una trama cautivadora que atrape a tus lectores y los embarque en un viaje inolvidable a través de tu narrativa.

Lo más importante es no dejarse paralizar por el miedo o la inseguridad. Si quieres escribir una historia, simplemente escribe. ¡Adelante, da rienda suelta a tu creatividad y sorprende al mundo con tu capacidad para construir una historia desde cero!

Te voy a compartir mi sistema para escribir

¿Cómo trabajo yo la trama?

Yo era de esas que se ponía frente al ordenador. Pulsaba el botón de On; esperaba, impaciente, que todo terminara de arrancar; encendía el Winamp, buscaba una banda sonora que me inspirara; abría el Word; miraba dos minutos la página en blanco hasta que me inventaba qué iba a escribir y pasado ese tiempo, empezaba a teclear, con suerte, tres horas seguidas.

He escrito varios libros así, novelas que no pueden ver la luz, por muchos motivos internos, fallos, inconsistencia, personajes planos, trama difícil de seguir…

No entendía otra forma de trabajar, porque todo lo que oliera a planificación, mataría la creatividad al instante.

ERROR

Puede que tu trabajes así, que te vaya bien, pero, si tienes problemas a la hora de escribir, te quedas en blanco, no logras sacarle brillo a tu historia… deberías empezar a pensar que no deberías seguir trabajando así.

Es curioso, pero fue en clase de dibujo donde aprendí que la planificación no mata la creatividad, al contrario, la desborda.

Desde que empecé a trabajar en la trama antes de ponerme a escribir, no tengo problemas que antes me surgían a diario.

Lo primero que hago es pensar bien la historia que quiero escribir. Cuando la tengo clara, me pongo a escribir cómo es la vida de mi protagonista, después voy estudiando cómo enfocar el momento que cambie la vida del protagonista. Y así voy añadiendo momentos clave que marquen el fluir de la historia.

Después, cuando tengo a grandes rasgos la historia, empiezo a contarla a través del viaje del héroe. Aunque no sea la estructura que voy a utilizar para contar la historia, sí que me sirve para formarme una idea global de la historia.

Cuando tengo todo claro, empiezo a trabajar en los personajes. Intento escribir la historia de cada uno en la historia que quiero contar. Sus acciones, su importancia, como si le contara a un amigo la historia de alguien. Saber cómo discurre la historia de los personajes me es de gran ayuda, porque puedo ver si funciona o no.

Lo siguiente que hago, es dividir la historia en escenas. Esto me ayuda a analizar la forma en la que la quiero contar y escribo fichas en las que indico el escenario, la acción y los personajes implicados. Así puedo ver cómo ordenar los capítulos y si algo no encaja bien.

Y todo esto, antes de ponerme a escribir, sin perder el tiempo en lo más interesante: crear.

Esta es la forma en la que trabajo desde hace años y es la que más se adapta a mi forma de pensar y trabajar. Puede que no sea la tuya, pero, al menos puedes probar y cambiar las cosas que necesites. Lo que sí creo, es que tener un método de trabajo, es imprescindible para trabajar productivamente.

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¡Cómo escribir un relato que haga historia!

¿Sabías que se dice que si un número infinito de monos teclea al azar en un número infinito de máquinas de escribir, tarde o temprano escribirán una obra maestra? ¡Pues ese es nuestro lema! Y hoy, querido lector, estamos aquí para desvelar el misterio detrás de cómo escribir un relato que haga historia. Somos conscientes de que no existe una fórmula mágica que garantice crear una narración que atrape a todos. Sin embargo, existen ciertos consejos y trucos que podrían ser las llaves que necesitas para abrir la puerta del éxito literario. Así que toma nota, afila tu lápiz y prepárate para dejar fluir tus ideas en la búsqueda de escribir un relato que haga historia.

Encuentra una idea (pero no cualquier idea)

Antes de emprender la aventura de escribir un relato que haga historia, es crucial que te hagas con una idea que realmente te apasione. La inspiración puede surgir de cualquier lugar: tus vivencias personales, las noticias del día, conversaciones cotidianas e incluso tus sueños más enigmáticos. El horizonte es vasto, ¡así que no hay límites! Sin embargo, lo más importante es optar por una idea que te haga vibrar. Si tú mismo no sientes esa chispa creativa, será complicado que consigas transmitirla a tus lectores y, por ende, escribir un relato que haga historia.

Definir los personajes

Para escribir un relato que haga historia, una de las claves es diseñar personajes memorables y bien construidos. No es suficiente con asignarles un nombre y una apariencia física; tienes que conocerlos en toda su complejidad. ¿Cuáles son sus anhelos y sus temores? ¿Qué virtudes los adornan y qué defectos los ensombrecen? ¿Cómo se expresan y cómo interactúan con los demás personajes del relato? Un conocimiento profundo de tus personajes no solo te permitirá escribir diálogos más naturales, sino que también hará más creíbles las situaciones en las que los sumerjas. Y en la suma de estos detalles se encuentra la receta para escribir un relato que haga historia.

Establece un conflicto

Si quieres escribir un relato que haga historia, es imprescindible que establezcas un conflicto central; algo que sea el corazón palpitante de tu narrativa. Imagina un relato sin conflicto como un pastel sin azúcar: insípido y aburrido. El conflicto es el motor que propulsa la trama y el elemento que mantendrá a tus lectores pegados a cada palabra. Ya sea algo tan introspectivo como la lucha interna de un personaje o algo de proporciones épicas como una guerra entre naciones, el conflicto debe servir como el hilo conductor que teje toda la trama. Incrementa la tensión de manera gradual y mantén a tu audiencia en vilo; solo así lograrás escribir un relato que haga historia.

Estructura tu relato

Con los personajes definidos y el conflicto establecido, el siguiente paso para escribir un relato que haga historia es trazar su estructura. Aunque hay autores que son más proclives a la improvisación, contar con una estructura básica previa te ayudará a mantener el rumbo de la narración y a detectar posibles fallos en la trama antes de que se transformen en dolores de cabeza. Aquí te presentamos una estructura sencilla pero efectiva que podría servirte como guía:

• Introducción: En esta etapa, es fundamental presentar a los personajes y el escenario en el que se desenvolverán. Esto sentará las bases para que puedas escribir un relato que haga historia.

• Desarrollo: Aquí es donde se introduce el conflicto que habrá de mantener a tus lectores en vilo. Despliega las estrategias que los personajes emplearán para abordar y resolver dicho conflicto.

• Clímax: Este es el punto de máxima tensión en tu relato. El conflicto llega a su cénit y las decisiones que se tomen aquí serán cruciales para el desenlace de la historia. • Desenlace: Resuelve el conflicto y muestra las consecuencias que este ha tenido para tus personajes. Es tu oportunidad de cerrar los arcos narrativos y dejar una impresión duradera en el lector, culminando así tu objetivo de escribir un relato que haga historia.

Encuentra tu voz

En el viaje para escribir un relato que haga historia, una de las etapas más cruciales es encontrar tu propia voz como escritor. Cada autor tiene su estilo y su voz única, y es precisamente esta autenticidad la que añade un valor irremplazable a tu obra. En lugar de intentar imitar a tus autores favoritos, enfócate en descubrir y cultivar tu propia voz. Experimenta con diferentes estilos, tonos y ritmos hasta que des con aquel que resuene más contigo y con tu narrativa. Recuerda siempre que ser auténtico no solo enriquecerá tu relato, sino que también te permitirá destacar entre la multitud y, por ende, escribir un relato que haga historia.

Muestra, no cuentes

Una de las máximas más valiosas en el arte de escribir un relato que haga historia es el principio de «mostrar, no contar». Un error frecuente entre escritores, especialmente los noveles, es caer en el exceso de narración, explicando cada detalle en lugar de permitir que las acciones y los diálogos de los personajes lo hagan por ellos. Al optar por la explicación constante, corres el riesgo de alienar a tus lectores, haciendo que pierdan el interés en tu historia. En lugar de dictarles cómo deberían sentirse los personajes, permite que tus lectores lo descubran por sí mismos a través de lo que tus personajes hacen y dicen. Esta es una de las claves para mantener una narración vibrante y, en última instancia, escribir un relato que haga historia.

Revísalo, revísalo y revísalo

Finalizar la última frase de tu borrador no es el final del camino para escribir un relato que haga historia. Más bien, es el punto de partida de una fase igualmente crucial: la revisión. Este es el momento de pulir tu obra, de eliminar cualquier error, inconsistencia o laguna en la trama que pueda haberse colado. No temas hacer cambios significativos, recortar escenas o incluso prescindir de personajes si eso contribuye a mejorar la calidad de tu relato. Es esta etapa de revisión minuciosa la que convertirá tu obra en algo digno de recordarse. Y no olvides el valor de una segunda opinión; una mirada fresca puede ofrecer insights que quizás tú mismo no habías considerado, y que pueden ser cruciales para escribir un relato que haga historia.

No te rindas

Sin lugar a dudas, escribir un relato que haga historia es un desafío considerable. Enfrentarás periodos de bloqueo creativo, momentos de frustración e incluso la tentación de abandonar el proyecto. Pero es crucial recordar que el verdadero éxito en la escritura no se alcanza de la noche a la mañana. Es un proceso que exige perseverancia, paciencia y una dosis inquebrantable de esfuerzo. Así que si las cosas no marchan como lo habías planeado, no te desanimes. Aprende de tus errores, mantén el rumbo y, por encima de todo, continúa escribiendo. Solo a través de la resiliencia y el compromiso constante tendrás la posibilidad de escribir un relato que realmente haga historia.

En resumen, si te preguntas cómo escribir un relato que haga historia, los ingredientes clave son pasión por tu trama y tus personajes, encontrar tu propia voz y un compromiso férreo con la revisión y el perfeccionamiento de tu obra. Y no olvides nuestro lema: si un número infinito de monos teclea al azar, eventualmente podrían crear una obra maestra. Entonces, ¿quién sabe? Con la suficiente dedicación y esfuerzo, podrías ser tú uno de esos «monos» que logre escribir un relato que haga historia y se quede grabado en la memoria de tus lectores.

¡Ánimo, y a darle vida a esos infinitos monos que todos llevamos dentro! Estamos emocionados por leer tus próximos relatos y compartir nuestras experiencias en este apasionante universo de la escritura creativa.

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La historia en 3 actos. Consejos para escribir una novela,
Descubre la estructura en 3 actos, una de las formas más utilizadas en la literatura.

La historia en tres actos

La primera vez que intenté escribir un relato, mi comprensión era simple: sentarse frente a un papel en blanco y plasmar lo que deseaba contar. Sin embargo, con el tiempo, entendí que la historia en tres actos y otros aspectos son fundamentales en el mundo de la escritura.

Es esencial investigar sobre lo que vas a escribir. No se puede narrar eficazmente la vida de una niña en una tribu desconocida sin entender la cultura y costumbres de la tribu. Escribir una historia sin una base sólida de investigación es como construir un mundo de fantasía, pero presentarlo como algo real. Las historias bien fundamentadas son producto de una extensa labor de investigación de sus autores.

Además, la estructura es otro elemento que define la historia, y es aquí donde se centra otra responsabilidad crítica del escritor. La improvisación puede ser útil en la escritura, pero la planificación previa, especialmente cuando se aborda la historia en tres actos, puede evitar muchos inconvenientes posteriores.

Es bueno panear lo que vamos a escribir y cómo lo vamos a escribir

Antes de escribir, necesitamos tener claras muchas cosas, incluyendo el final de nuestra obra. Al igual que un arquitecto que planifica un edificio antes de que los albañiles comiencen a construir, debemos tener una estructura para nuestra novela o relato. Este enfoque nos facilitará la corrección de errores o la necesidad de hacer ajustes.

Hoy, vamos a explorar las estructuras en las historias, centrándonos en la historia en tres actos, que proporcionará solidez a nuestra obra y nos guiará en la dirección correcta.

Si hay un elemento común en todas las historias, ese es el conflicto. El conflicto es el catalizador que desvía al protagonista o protagonistas de su vida cotidiana. No siempre tiene que ser un evento monumental como un ataque de un monstruo o un dragón; incluso eventos aparentemente insignificantes, como una caída o un encuentro inesperado, pueden desencadenar un cambio en la vida del personaje.

La historia en tres actos es una de las formas de estructurar una historia más comunes

Seguimos profundizando en la estructura narrativa conocida como la historia en tres actos, la cual se puede desglosar en tres etapas clave: el comienzo, el desarrollo y el clímax. Ya sea que estés escribiendo una novela, un cuento corto, o incluso un guion, esta estructura es adaptable, con la única variable siendo la duración de cada sección. Aunque la fase del desarrollo, en la que se despliega la trama, tiende a ser más extensa que las otras.

La historia en tres actos sigue una lógica fácil de entender

En cada una de estas etapas que conforman la historia en tres actos, es imperativo generar un interés creciente en el lector. La incertidumbre es tu aliada; mantenla viva, alentando al lector a pasar página tras página, buscando descifrar el misterio de lo que sucede. Como escritor, tienes el control para dosificar la información, evitando desvelar todos los detalles desde el principio para mantener al lector interesado. Sin embargo, no debes confundir engaño con mentira; el primero mantiene al lector intrigado, mientras que la segunda puede hacerle sentir traicionado y perdido. Puedes jugar con la información, pero no tergiversarla.

La historia en tres actos

Desgranemos más en detalle lo que significa cada uno de estos tres actos en la estructura de la historia. Estos son: Introducción, Desarrollo y Resolución.

Introducción: Aquí es donde tu historia cobra vida. Debes presentar a tus personajes (principalmente al protagonista), la situación que les rodea, y el conflicto que se desarrollará en la trama. La profundidad de la introducción variará según la longitud de tu obra. Si es un relato corto, deberás condensar la vida del protagonista en unas pocas líneas. Si es una novela, tendrás más espacio para dar vida a los personajes secundarios, describir el lugar donde vive el protagonista, su ocupación, gustos, preocupaciones, etc. Sin embargo, lo más importante es presentar al personaje y su situación, así como el conflicto que desencadena la historia.

Desarrollo: Esta es usualmente la parte más larga de la historia en tres actos. En este tramo, narras el viaje que debe emprender tu personaje para llegar al desenlace. Es aquí donde vemos la mayor parte de la acción y el desarrollo de la trama principal. Debe haber una evolución de los personajes a lo largo de esta fase; si permanecen igual que al principio, algo no está funcionando bien en tu historia.

Resolución: Esta es la última etapa de tu historia en tres actos, donde se desenlazan los conflictos y se cierra la narrativa. Al igual que en la introducción, esta parte tiende a ser más corta que la fase de desarrollo. Aquí es donde se revela el resultado del viaje del personaje y cómo los conflictos que han enfrentado han cambiado su vida.

En la historia en tres actos, es fundamental enganchar al lector para que quiera continuar con tu obra. Debes crear ganchos que atrapen al lector y lo mantengan en suspense. Un buen consejo es comenzar con un pequeño conflicto que el protagonista resuelva con éxito. Este primer triunfo genera expectativas en el lector y establece un precedente para el conflicto principal que se desarrollará en la historia.

Recuerda, sin embargo, que cada historia es única y estas pautas deben servir solo como un punto de partida o referencia. La clave está en captar y mantener la atención del lector mientras le ofreces un viaje interesante y memorable a través de tu historia en tres actos.

Desarrollo

Esta será la sección más amplia (aunque podrías asignar a cada sección una longitud similar, por lo general, el desarrollo siempre es más extenso; es común brindar una pequeña introducción antes de la historia per se y finalizarla en un segmento igualmente breve).

En esta etapa de nuestra narrativa, debemos relatar el recorrido que debe emprender nuestro personaje hacia el desenlace. Si logra tener éxito en su empeño o fracasa, es algo que no deberíamos considerar en este punto. El protagonista, que ha experimentado algún tipo de contratiempo, que lo ha desplazado de su realidad diaria, se enfrentará a novedades y es aquí donde veremos la mayor parte de la acción. Durante su transformación, de la persona que era antes del conflicto en el que se ha visto enredado, a la persona que será una vez aceptado el cambio. Lo que es cierto, que en una historia, los personajes deben evolucionar. Si son la misma persona al inicio y al final, algo no hemos hecho correctamente.

Pero lo principal en este comienzo de nuestra narrativa es atrapar al lector para que continúe con tu novela. Debes diseñar pequeñas trampas que capturen al lector y ya no pueda liberarse. Una forma de hacer esto, es iniciar con un pequeño conflicto que nuestro protagonista resuelva satisfactoriamente, lo que provocará que, cuando llegue el conflicto que desencadene nuestra historia principal, el lector comprenda que su resolución supera las capacidades del protagonista.

Escribe siempre buscando el entendimiento del lector

Debes retratar la vida del protagonista de tal manera que, cuando llegue el momento, el lector entienda que ya nada será igual para ese personaje y que debe iniciar un viaje que solo puede terminar si logra resolver ese conflicto (de manera satisfactoria o insatisfactoria).

Entre la presentación y el conflicto, puede haber una extensión más o menos larga, eso variará según tu historia. Y este evento, que aparece inesperadamente, solo será una muestra de todo lo que está por venir. Servirá para crear expectación en el lector. ¿Será capaz el protagonista de resolver ese conflicto? ¿Cómo lo hará? ¿Tendrá ayuda de alguien o deberá enfrentarse solo? Si lo haces bien, el lector se hará muchas preguntas y cuantas más se haga, más interés tendrá en seguir leyendo la historia. Y sé meticuloso al momento de responder a todas esas preguntas que se hará el lector, no hay nada más frustrante, que terminar una historia y que tus lectores aún se estén preguntando cosas sobre ella (siempre y cuando no lo hagas para escribir una secuela, entonces es bueno que los lectores se hagan preguntas).

Ejemplos

Podemos observar ahora los incidentes que provocan la acción de la historia con nuestros ejemplos previos:

Si miramos Drácula, Jonathan Harker, es testigo de eventos que superan cualquier cosa que él haya visto con anterioridad.

En El fantasma de la ópera, Christine descubre que el espíritu que la visita puede ser visto por otros y se da cuenta de que no es quien ella creía.

En El Señor de los anillos, Frodo descubre que su tío, Bilbo, guardaba un anillo que no debía poseer. Este incidente que desata el desarrollo de la trama, puede ser repentino y llevar asociado las consecuencias del mismo. Es decir, entre el incidente incitador y la decisión del protagonista de seguir esa nueva corriente que lo arrastra, puede ser instantánea, en la misma escena o puede ser posterior, dejando tiempo a una decisión que debe tomarse para seguir adelante o para negar el cambio.

¿Continuamos con nuestros ejemplos?

En Drácula, Jonathan Harker se encuentra prisionero y logra escapar para intentar advertir de lo que está ocurriendo.

Si has leído El fantasma de la ópera, habrás visto que Christine, consciente del peligro que corre el hombre que ama, decide complacer al fantasma para evitar la desgracia.

En El Señor de los anillos, Frodo decide que debe cumplir con esa misión porque es su carga y nadie más debe llevarla.

Resolución

Y, finalmente, llegamos al desenlace. Aquí llegamos al punto en que tenemos que resolver nuestra historia. El conflicto que inició la trama debe quedar resuelto. El protagonista debe enfrentarse a lo que sea que le ha cambiado su vida cotidiana y salir transformado del desafío. Y aquí no importa si sale victorioso y derrotado, será el punto final de nuestra historia.

La longitud del mismo dependerá de si hemos dejado muchos cabos sueltos. Puede que te guste terminar la historia sin adornos, el protagonista llega al final y tras el enfrentamiento, la historia termina; o quizás quieras hacer una despedida más larga. Tras el enfrentamiento, queda el retorno a la vida cotidiana, en la que ya no será la misma persona. Puedes aprovechar para cerrar las historias paralelas que has creado, para darle una buena despedida a cada personaje o para presentar la posibilidad de una secuela.

A los lectores les suele gustar más un final con despedías, largo, que no quieren que nunca termine. Yo tuve una época en la que terminaba las historias precipitadamente, y a los lectores no les gustaba mucho, por eso ahora intento terminarlas de formas más pausada, despidiendo personajes y cerrando todo lo que haga falta cerrar.

Y esto es, un poco por encima, la historia en tres actos. Puedes ponerla en práctica con todo tipo de historias y es una estructura ampliamente utilizada, por su facilidad y por su acogida. Son historias que funcionan muy bien. En próximos artículos seguiremos con el tema de las estructuras a la hora de preparar una novela (o relatos, vale igual para una u otra historia).

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¡Muchas gracias por tu tiempo y por considerar estas formas de apoyo! Hasta la próxima.

Un saludo, Lola

Puedes leer más sobre la trama aquí: El Desarrollo de la Trama

Aprende a darle ritmo a tu historia. Como escribir una novela.
Descubre la forma de darle ritmo a tus tramas y lograr que los lectores no se despeguen de tu obra.

Como escritor y lector, ya sabes que hay libros que llevan la acción asociada por su propia temática o estructura. Y que hay libros con un ritmo vertiginoso y otros muy lentos. Y eso no tiene por qué ser malo, en principio. Cada libro necesita su ritmo. Y a veces, si no le damos el apropiado, podemos aburrir al lector o confundirlo.

Hay que ser cuidadoso a la hora de crear historias. No podemos escribir capítulos vertiginosos y capítulos lentos y agobiantes, necesitamos un ritmo coherente, lo que no implica que no podamos crear una montaña rusa de emociones. Hay que encontrar el ritmo apropiado, con el que no despistemos al lector y al mismo tiempo, mantengamos su expectación alerta.

Pero ¿De qué hablamos cuando decimos que la historia tiene un ritmo fuerte?

No significa que sea una historia llena de acción y situaciones cambiantes, que no deja respirar al lector, siempre pendiente de qué va a pasar ahora. No. Un ritmo fuerte implica una coherencia y constancia. La historia puede ser lenta, pero si mantiene una coherencia constante, estaremos haciéndolo bien. Pero no te olvides de crear situaciones que pongan al lector alerta. Es necesario mantener la atención del lector.

El ritmo va unido a la estructura que diseñemos para nuestra obra. No sé si has visto la película Memento. Tiene un ritmo y una estructura peculiar, que en un principio confunde al espectador, y que escena tras escena, va dando más información, hasta que lo entiendes todo. Así que tienes que ser fiel a la estructura que le has dado a tu novela y adaptar la acción a ella. Intenta no tocar demasiado de esto en las correcciones, o al menos, déjalo para la última cosa que corregirás.

Vamos a analizar diferentes puntos que marcarán el ritmo de nuestra historia:

#1

El gancho: la mayoría de las historias, comienzan con un capítulo donde se presenta al personaje principal. Nos muestra cómo es su vida diaria y crea en los lectores una unión para que se sientan identificados con él y quieran seguir conociéndolo y leyendo.

#2

El incidente desencadenante: en una obra, en la primera parte del libro, debe suceder un acontecimiento que cambie la vida del protagonista y lo saque de su monótona vida, aceptando la aventura que se le presenta.

#3

El punto de no retorno: llegados, más o menos, a la mitad de nuestra novela, el protagonista tiene que cruzar una línea que lo transporte, definitivamente, a un nuevo estado. Debe cambiar para siempre su actitud y crecer para diferenciarse de la persona que era al comienzo de la historia.

#4

El clímax: cuando el libro avanza hacia la resolución, el protagonista se enfrenta a todo lo que le impide alcanzar el éxito. A veces no es una única escena, son varias, en las que el protagonista va derrotando uno a uno sus miedos u oponentes para poder hacerse con la victoria. Y puede tener éxito o no. A veces el protagonista no alcanza lo que quiere, se ve derrotado, y consigue otras cosas con las que no contaba, eso ya dependerá de tu historia.

#5

Camino de regreso: el protagonista vuelve a su vida anterior, totalmente transformado y se reencuentra con todo lo que dejó atrás. Es una oportunidad de cerrar hilos sueltos y darle una resolución a todo lo que se quedó abierto.

Estos puntos los encontramos en infinidad de novelas. Es un ritmo al que estamos acostumbrados y que, como lectores, esperamos que suceda así. Como escritor, puedes y debes, encontrar el ritmo que mejor se adapte a ti. Este funciona a la perfección, pero eso no quiere decir que tú no puedas crear una nueva forma. Pero para inventar cosas nuevas, debes dominar las existentes primero.

Lo que tenemos que tener en cuenta, es, que entre esos puntos de los que hemos hablado, habrá varios capítulos que se encuentren enmarcados en ese ritmo (el incidente incitador, puede ser un solo capítulo, pero puede desarrollarse en varios; y con los demás puntos igual). Si no sabemos darle el ritmo apropiado a cada capítulo, podemos aburrir al lector y perder su atención. O peor aún, el lector puede cerrar tu libro y usarlo para calzar una mesa… pero no nos pongamos en lo peor. Necesitamos un equilibrio entre acción y calma.

Una historia necesita partes que lleven a la acción y acción pura que culmine en una nueva tranquilidad, hasta que la tensión vaya creciendo nuevamente para volver a nueva acción. Hablaríamos de un ciclo continúo de estímulo-reacción.

Pero, vamos a desgranarlo:

Primero:

La vida monótona de nuestro protagonista, se ve interrumpida por un conflicto, normalmente provocado por el antagonista, directa, o indirectamente (y ten siempre presente, que el antagonista no tiene que ser una persona, puede ser un desastre, una enfermedad, un obstáculo…). Este hecho, invitará al protagonista a responder con un movimiento que lo saque de su zona de confort. (ACCIÓN)

Segundo:

El movimiento que realiza el protagonista, provoca consecuencias. Esas consecuencias cambian su vida y su entorno, provocando que se vea removido y tendrá la necesidad de recomponerse, antes de poder acostumbrarse a la nueva situación. Los cimientos de su realidad se remueven y empieza a temer que su vida nunca volverá a ser la misma. (CALMA)

Tercero:

Llegado a este punto, el protagonista, enfrenta, aceptándolo o rehuyendo, el nuevo conflicto que necesita superar. Para ello, dará un paso que lo adentrará en un mundo distinto al que conocía y eso le provocará sentimientos muy dispersos, puede sentir miedo, alegría, dolor, rabia, tristeza… (ACCIÓN)

Cuarto:

Aquí es cuando el protagonista acepta su nueva realidad, comienza a sentir que los cambios son una realidad y que debe seguir adelante, aceptando las pérdidas o ganancias obtenidas. (CALMA)

Este ciclo puede repetirse tantas veces como quieras en tu novela, incluso puedes darle la vuelta, desordenarlo, alargarlo, darle más o menos intensidad. Lo ideal es mantener la tensión constante, pero ir resolviendo algunos conflictos menores, a medida que preparamos la obra para el conflicto más esperado, el enfrentamiento final entre el protagonista y su antagonista (y ya sabes, que el antagonista no tiene por qué ser alguien, puede ser una enfermedad, un problema en el trabajo, un desastre natural… las posibilidades son infinitas y sí, me repito, pero ¿a que ya no se te olvidará nunca?).

Puedes jugar un poco con los tiempos. Alargar la última calma, antes del apoteósico final; utilizar la última parte de acción, previa a la calma que antecede a la tormenta final, de forma que el protagonista se vea obligado a reflexionar y aceptar que el final se acerca…

Y recuerda, como escritor, puedes lograr que lo que no se suele hacer o lo que no funciona, sí lo haga, ahí estará la magia de tus ideas y de tus palabras. Pero, ya sabes, tienes que seguir los pasos de lo conocido, para poder adentrarte por tu cuenta en lo desconocido. Domina lo básico y lo aceptado, para hacer tu literatura cuando estés preparado.

Y eso es todo por hoy. Espero que te haya gustado este artículo y recuerda que puedes dejar tus comentarios y dudas aquí abajo. Un saludo y hasta la semana que viene.

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