Consejos para escritores + Cómo escribir un libro

Categoría: Personajes y Desarrollo (Página 4 de 5)

Villanos. Aprende a escribir villanos interesantes.
Descubre cómo crear villanos que refuercen tu historia.

Ya lo he dicho otras veces, pero no me cansaré nunca de decirlo: adoro escribir villanos. Son personajes que pueden hacer lo que deseen, bueno o malo y no les importa ninguna convención social ni que los “miren” mal por sus actos. Pero es cierto que me gusta darles un final que satisfaga la necesidad humana de castigar las malas acciones o hacerles emprender un viaje en el que su “malignidad” sufra una metamorfosis y termine purgando sus pecados y sacrificándose por lo que nunca hubiera imaginado.

Ahí tienes a Darth Vader. Es el mal en contraposición a su hijo, que representa el bien y la justicia. Se enfrentan en un terrible duelo que gana Vader, pero Luke sabe que todavía no ha perdido, porque su padre es un villano, pero uno que todavía puede cambiar. Y eso sucede en el último momento. Vader toma en un segundo la decisión de cambiar, salva a su hijo y provoca su muerte en el mismo acto. Me gusta la redención, pero siempre que esté justificada. Vader quería seguir siendo villano, al fin y al cabo llevaba mucho tiempo siéndolo, pero no lo quería a cualquier precio.

Como ves, escribir un villano es un proceso muy complicado, porque el lector quiere comprender cada movimiento que haga. El mal por el mal, a veces funciona, pero hay que motivar sus acciones y que el lector las comprenda y que no se haga preguntas que le resten fuerza a tu historia.

Si quieres escribir villanos que hagan temblar de miedo y que tengan historias interesantes, a pesar de ser los “malos” de tu historia, coge papel y lápiz y vamos a ver cómo conseguirlo.

¿Qué hace terrorífico a un villano?

Muchos escritores se centran en la parte violenta de un villano. Es malo y hace daño a la gente, daño físico; hay dolor y hay sangre. Pero lo que de verdad hace terrorífico a un villano, es su psique. Siguen siendo humanos, pero han cruzado los límites que nos imponemos como sociedad. No les tiembla la mano a la hora de matar o arrebatar aquello que hace felices a otros. Los mejores villanos son aquellos que se contraponen al héroe de tu historia. Cuanto más humano, más normal, parezca un villano, más terroríficas serán sus acciones, al estar fuera de los límites morales de la humanidad. Los “malos” saben que lo que hacen no está bien, pero lo creen necesario para sus planes y no les tiembla la mano al hacerlo.

Crea capítulos en donde se luzca tu villano

Para que el lector comprenda al villano, para que entienda cómo de malvado puede llegar a ser, es necesario darle protagonismo en algún punto. Si el lector no ve lo que el villano hace, nunca va a temerlo. No olvides que el villano es el protagonista de su historia, el héroe de su propia historia, aunque no esté en los cánones de héroe que tenemos como sociedad.

Puede que tu villano no sea una persona, puede que sea una situación o una enfermedad. En ese caso, no puedes darle capítulos con los que el lector lo comprenda. Debes escribir las consecuencias de esa enfermedad o situación. Incluso es posible que tu villano no aparezca en toda la obra, pero está presente en cada acto o cada derrota que sufrirán tus personajes. Puedes hacerle ver al lector cómo actúa tu villano sin necesidad de hacerlo aparecer.

Aprovecha los pensamientos y recuerdos de los personajes para dibujarlo correctamente y que el lector comprenda cómo cambia las vidas de todos la presencia de ese villano.

Si te paras a pensar un poco en el Señor de los anillos, ¿cuántos capítulos están dedicados a Sauron? ¿Y acaso no sabemos de sobra lo malo que es y cómo actúa? Lo vemos a través de los sirvientes del señor oscuro, a través de las vicisitudes que sufren los protagonistas y no nos hace falta que tenga capítulos dedicados a él.

Mostrar algunos personajes, no es necesariamente dedicarles páginas y páginas.

¿Podemos catalogar a los villanos de alguna forma?

¿Hay algo que le guste más a los seres humanos que hacer listas? Probablemente, pero no viene al caso.

Todos sabemos reconocer a un villano, pero existen estereotipos que pueden ponerlo más fácil aún. Ya sabemos que los estereotipos no deben ser nunca usados sistemáticamente, pero podemos aprovecharlos para definir bien nuestros personajes. Aprovecha y dales una vuelta de tuerca, conserva rasgos del estereotipo, pero dale personalidad propia.

Pero como aquí estamos hablando de villanos, intentemos catalogarlos de alguna forma. Yo los voy a dividir en tres grupos:

  • El villano por excelencia
  • El villano esbirro
  • El villano omnipresente/maldad pura
  • El villano por excelencia

La maldad de este tipo de villano está en los límites de lo aceptable, pero no duda en cruzarlos de ser necesario para llevar a cabo sus planes o deseos. Si eres capaz de crear un “malo” de este tipo, de forma que el lector conecte, lograrás una gran obra.

Este tipo de villano es presentado como una persona casi normal, con ciertas tendencias a salirse con la suya sin importarle los daños colaterales. Eso sí, no duda en dar el paso si necesita cruzar los límites. No tiene reparos en mentir o matar porque siente que su necesidad es mayor que las consecuencias. Los cuerpos que va dejando en su camino, no le importan, porque son el mal necesario para alcanzar su objetivo.

El villano no es un monstruo a simple vista, no tiene nada diferente al resto, su maldad radica en su personalidad. Este tipo de villano sabe dónde comienza su historia y dónde quiere ir y no le importa nada de lo que tenga que hacer para llegar.

El villano esbirro

Estos villanos están a la sombra de otro. Vemos algunos personajes como estos, que sirven para mostrar lo que le puede suceder al héroe de no actuar como debe o de no alcanzar su objetivo. Podríamos definirlos, como el espejo en el que el protagonista puede mirarse para comprender lo que le puede suceder de no ser firme en su empresa.

Este tipo de villanos, en muchas ocasiones, se utiliza de forma moralizadora. Es una forma de decir: “Esto es lo que les pasa a las personas que se desvían del camino”. También es un tipo de villano que sufre una transformación a lo largo de la historia, comprendiendo que no es más que una marioneta de un villano aún mayor que él. Y, a veces, esto le lleva a su destrucción. El villano esbirro que se rebela contra su amo, perderá mucho, la vida incluso. En otras ocasiones pasa a ser la ayuda que el héroe necesita para vencer al villano principal. En algunas historias, terminan como parias, vagando en busca de un propósito, que pierden en el momento en que comprenden su propia naturaleza.

El villano omnipresente/maldad pura

Este tipo de villanos suele utilizarse en historias más concretas. Están muy presentes en la fantasía. Pero también los encontramos en otro tipo de historias realistas. Piensa que un villano omnipresente, podría ser una enfermedad grave. Y la maldad pura puede encontrarse en personas “normales”.

Un psicópata podría representar la maldad pura.

Estos personajes suelen representar el mal en estado puro y los protagonistas deben encontrar una forma de detenerlos que muchas veces se hace muy complicada y dolorosa. Los protagonistas que se enfrentan a este tipo de antagonistas, suelen sufrir mucho en su empresa y su éxito no siempre es bien recompensado, aunque acabar con el mal puede ser suficiente para ellos.

Esta forma de agrupar a los villanos no tiene por qué ser tomada al pie de letra, puedes crear un villano que encaje en dos de estas definiciones, ahí entra tu originalidad como autor.

¿Cómo puedo crear grandes villanos?

Motiva sus acciones

Lo que tienes que tener más presente a la hora de crear villanos y cualquier otro personaje, son sus motivaciones. Un personaje sin un propósito, sobra en tu obra, porque no pinta nada, no aporta absolutamente nada. Haces perder su tiempo a tu lector conociendo a un personaje que no importa.

Intenta contestar a dos preguntas: ¿Qué quiere y por qué?

Justifica sus actos y su maldad, o al menos una de las dos cosas. Porque el mal profundo existe, pero en casos muy limitados. Un demonio ha de ser malo, porque los demonios son la encarnación del mal (aunque la literatura y el cine le han dado muchas vueltas a este tema y han logrado dotar de “bondad” y buenas intenciones a demonios; es una visión que nos muestra que puede haber algo bueno en cualquier ser, aunque yo creo que es una forma de mutar la historia de nuestra cultura, para hacer desaparecer una parte espiritual de nosotros mismos. Los demonios son malvados porque representan al mal; en el momento en que dotamos a esos demonios de humanidad, ya no son demonios de verdad, ya estamos hablando del mal que todos encarnamos como meros humanos; pero es mi opinión y aún así, me parece una forma válida de crear un personaje).

Los motivos que mueven a un personaje, villano o no son:

Necesidades básicas

Piensa en la pirámide de Maslow. Las primeras necesidades que cualquiera tiene que cubrir son las de alimento y refugio.

Necesidades espirituales/psicológicas

Sentimiento de pertenencia a un grupo o a un colectivo. Y dentro de ese grupo, el prestigio propio que los demás pueden ver.

Autosatisfacción

Logros personales, como alcanzar su máximo potencial en lo que hacen y lograr llegar a lo más alto y ser considerado.

Tampoco debes limitarte a crear un villano cuyo único propósito es hacer sufrir a tu héroe. Es algo que el villano va a hacer, porque el héroe de tu historia es el vilano de la suya. Quiere ver retorcerse de dolor, físico o psicológico a ese personaje que se interpone en sus planes o que pretende detenerlo. Lo que no significa que tu villano no disfrute el máximo del sufrimiento de tu protagonista.

Convierte a tu villano en un espejo para el héroe

No hay nada que cree mayor tensión entre villano y héroe, que crear con ellos las dos caras de una moneda. Hay una fina línea, difícil de delimitar, que puede convertir al héroe en el villano que persigue.

El villano va a poner contra las cuerdas al héroe y lo va a llevar hasta el punto de decidir si sigue siendo un héroe o da el paso y se transforma en villano. El villano y el héroe pueden tener las mismas motivaciones, pero uno dará unos pasos y el otro, unos totalmente diferentes.

Deja ver las consecuencias

Los actos del villano tienen un impacto sobre la historia. Permite al lector conocerlos. Y trata, en la medida de lo posible, que esos actos tengan repercusión en la vida del protagonista, de no ser así, por qué iba a adentrarse en la historia nuestro héroe. Aunque no tiene por qué actuar sobre la vida directa del protagonista, puede hacerlo sobre la del entorno del héroe.

Y, una vez más, el impacto no tiene que ser en el mundo físico, puede causar un trauma o un terremoto psicológico.

No hay por qué asociar la maldad al villano

No siempre es el mal lo que nueve a un villano, diría que es una motivación muy concreta de un tipo de villano. Piensa, que, el hecho de que consideremos malignas, ciertas acciones, no implica que lo sean. Lo son para nuestra consideración del bien y el mal. Pero casi nunca es tan sencillo separarlo.

Dibuja bien al villano

A la hora de crear un villano, debes hacerlo igual que cualquier otro personaje. Puedes hacerlo con fichas o como a ti te guste, pero debes realizar un buen esqueleto para ese personaje. Si te has suscrito al blog, habrás recibido un ejemplo de ficha para crear personajes. Rellénalo igual que con cualquier otro personaje.

Y no te limites a darle características “malignas” a tu villano, todos tenemos cosas buenas y malas, hasta los villanos.

Ponlo al límite

Está bien poner al límite a los personajes. Hacerlo con el villano puede ser muy inteligente. Una rata acorralada es capaz de cualquier cosa. Poner contra las cuerdas al villano creará situaciones muy interesantes en las que perderá el control. Dará al lector una nueva visión del personaje, que le ayudará a dibujarlo de mejor forma. Y aportará mayor dificultad al héroe para salir victorioso, creando tensión que el lector sabrá apreciar.

¿Sabes ya cómo va a ser tu villano? Piensa que debe estar a la altura de la historia y del protagonista. Si todavía tienes dudas o necesitas saber más sobre los villanos, puedes leer estos artículos donde tratamos a los villanos para sacarles el máximo partido.

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Y si te apetece leer, en lugar de escribir, puedes pasarte por nuestra nueva página: La biblioteca de los simios, un espacio para lectores. Todavía está en construcción, pero ya tiene algunas historias para leer. Y si te gusta la literatura de terror, no te pierdas la Semana del terror que estamos preparando.

Cómo no presentar personajes. Aprende a escribir personajes sólidos.
Aprende cómo no presentar personajes en tus historias. Descubre cómo escribir personajes.

Cómo NO presentar personajes en tus historias

Tiempo. Una palabra, un concepto, una realidad… Como seres vivos, tenemos un tiempo limitado en este planeta. Tenemos que ser realistas y asumir que nunca leeremos todos los libros que deseamos leer. No hay cosa que me dé más rabia, que empezar un libro y que no me apetezca terminarlo. Y cómo introducir los personajes es una de esas cosas con las que hacemos perder su tiempo a los lectores.

Aunque reconozco que sólo hay dos libros, bueno, tres, que he dejado de leer en mi vida:

  • El primero fue “El enigmático Mr. Quin”, de una de mis escritoras favoritas. ¿El motivo? Creo que hoy puedo decir, que era demasiado joven para leerlo, me aburría, tenía trece años y no lograba avanzar. Lo dejé… y quiero leerlo ahora, pero siempre tengo otro libro que leer.
  • El segundo fue “La regenta”, lo siento, no pude pasar de la página dos. Me aburría, me producía rechazo y encima era una lectura obligada por la escuela… hoy pienso que fui injusta. El principal motivo por el que dejé de leer era porque me obligaban, cosas de adolescente, supongo. Aunque es cierto que, a diferencia del señor Quin, no quiero saber nada de la regenta ni nada parecido (pero es mi opinión, no lo critico de ninguna forma, sencillamente, hay libros que no son compatibles con algunas personas, igual es algo parecido a la alergia; nadie muere por comer marisco, a no ser que seas alérgico…).
  • La tercera novela que dejé de leer fue “La reina roja” (la de Aveyard). Un libro de esos de muchos fans, pero, que no cuenten conmigo. No tengo buen recuerdo de esa lectura, la dejé cuando llevaba más de dos tercios, así que no fue porque no le diera una oportunidad. De los tres, ha sido el que más tiempo me robó y el tiempo no se recupera, jamás. Me pareció, tan predecible, que me aburrió sobremanera. Supongo que muchos, que lo habéis leído, no pensáis lo mismo, pero sobre gustos… ya se sabe. Acepto que exista, eso sí, y que sea leído y disfrutado, pero no por mí.

LAS DESCRIPCIONES LARGAS NO ESTÁN MAL, CUANDO SON NECESARIAS, NO POR NORMA. ESCRIBE UNA PRESENTACIÓN ESCUETA PARA TUS PERSONAJES

El caso es, que, a la hora de escribir, tenemos que pensar en eso, en el tiempo que nuestros lectores van a invertir en nuestra obra. Nos van a regalar su tiempo y nosotros tenemos que darle una buena historia que disfrutar.

¿Y qué podemos hacer por ellos? No contarle nada que sea irrelevante. Centrarnos en ese concepto que tanto me gusta: No lo cuentes, muéstralo. Y en uno de los puntos en los que más podemos ahorrar tiempo es en escribir una buena presentación de personajes que participan en su historia, esos que están alrededor del protagonista. Una de las partes qué más debes trabajar, como escritor, es aprender cómo escribir personajes. Así que, vamos a ver a continuación: Cómo no introducir personajes.

El lector es inteligente, no lo tomes por tonto

A la hora de presentar personajes y saber cómo no presentarlos, lo que se suele hacer, es contar una historia previa a la que motiva tu obra, en la que el protagonista y ese personaje tienen una escena en común o el momento en el que se conocieron. ¿Qué podemos hacer para evitarle dos páginas de presentación a nuestros lectores? No contar esa historia, limitarnos a mostrar algo que diga mucho, sin decirlo, de ese personaje.

Por ejemplo:

Estamos contando la historia de una joven que está en una situación de peligro y queremos que el lector sepa que tiene un hijo. Es tentador ponernos a contar cómo conoció al amor de su vida, cómo fue su relación hasta que tuvieron ese hijo. Pero eso nos llevaría páginas. Tiempo, no lo olvides, no se recupera nunca. ¿Qué podemos hacer? Vamos a verlo:

  • Lucía estaba sola. La corriente no se había llevado su coche, pero no tardaría en hacerlo. No podía dejar de pensar en los ojos de Marcos, cómo la miró aquella mañana, su primer día de colegio, cómo le agarró la mano con sus diminutos deditos.

No estamos indicando que Marcos sea su hijo, pero se puede deducir. Si una madre está a punto de morir, recordará lo que más quiera en su vida. ¿Le hemos ahorrado tiempo al lector? Sí. Y está bien hacerlo en una novela, algo imprescindible en un relato. ¿Está mal ponernos a contar la historia de Lucía, con su hijo, su marido…? No, pero recuerda: TIEMPO.

¿Cómo hemos ahorrado ese tiempo? Hemos descrito cómo miraba Marcos a la protagonista y cómo le sujetaba la mano. El lector puede interpretar que la adoración con la que miraba, es la adoración de un hijo y la forma en que la sujetaba, un intento por aferrarse a alguien muy querido. Y ya está. El lector es inteligente y puede deducirlo. Y además, según la información que demos, estaremos dotando de cierto misterio la historia. No hay que contarlo todo con pelos y señales.

El tiempo es un tesoro

¿Nuestra novela va a superar las 600 páginas? Puede que sí, pero intenta que merezca la pena. No permitas que tu historia sea larga, por el único motivo de necesitar 100 de esas páginas en presentar un personaje. A nadie le interesa saber cuántas estanterías tiene en su casa, el color de las puertas, la disposición de los sillones, la cantidad de ventanas… no gastes páginas en eso. Puedes presentar a un personaje de mil formas diferentes y dar tanta, o más información, sin necesidad de descripciones puramente físicas o espaciales. El lector quiere saber, sí, pero quiere acción y en esos momentos de acción se pueden decir muchas cosas de nuestros personajes.

UTILIZA TODOS TUS SENTIDOS PARA CONTAR LO QUE SUCEDE; APROVECHA EL COMPORTAMIENTO DE LOS PERSONAJES PARA DEJAR CLARO CÓMO SON, ES MUCHO MEJOR MOSTRAR SU ACTITUD QUE EXPLICARLA

En un relato no es algo que importe. En una novela… ya habrá tiempo de contar muchas cosas, y esa es una de las formas que hay que evitar. ¿Cómo NO presentar personajes? Pues no contando su historia desde que asoman la patita en escena. Aprovecha los gestos, lo que siente, lo que recuerda de algo o alguien. Presentar un personaje haciendo uso de su historia, puede llevarnos a robarle al lector; porque les quitamos tiempo que podrían haber empleado en otra historia o en hacer miles de cosas. Acostúmbrate a presentar personajes sin contar su historia, si es necesario que la sepamos, ya la iremos contando, así le damos misterio y el lector seguirá leyendo para saber más.

Deja que el lector se lo imagine

Una de las cosas que más vida le dan a la lectura, es el poder de la imaginación. Dos personas leen la misma obra, y tienen visiones muy diferentes de los personajes. ¿Por qué? Porque le dejamos ese punto de misterios a los personajes, a la hora de escribir. Demasiada información lentifica la lectura y aburre al lector. Pon en práctica eso que se suele decir: si cuentas todo lo que sabes, ya no eres necesario para nada.

TUS LECTORES QUIEREN SABER COSAS DE LOS PERSONAJES, PERO TÚ TIENES QUE DAR ESA INFORMACIÓN CON CUENTAGOTAS PARA MANTENER LA EXPECTACIÓN

Pensar que nuestros lectores no van a sentir conexión con los personajes porque  no los hemos descrito al detalle, es un error. Yo diría que, lo que hace que nuestros lectores amen a ciertos personajes, es el misterio, todo eso que no se cuenta de ellos. Cuenta lo básico y deja intuir el resto.

Luis se guardó lo único que conservaba de María en la cartera. Estaba preciosa en aquella foto, con su sonrisa a medio gas y su pelo alborotado.

¿Qué sabemos con esta frase? Que María es alguien especial para Luis y que ya no está con él. ¿Habrá muerto? ¿Lo habrá dejado? Eso es algo que no importa para la historia, importa para entender al personaje, pero no es necesario resolver esa duda. Ya le estamos diciendo al lector que hay alguien importante para él y que de alguna forma ahora está solo. ¿Qué hubiera pasado si nos hubiésemos puesto a contar quién es María y qué pinta en la vida de Luis? Que habríamos llenado toda una página, por lo menos, en lugar de expresarlo en un párrafo. El lector va a sentir pena por él, no necesitamos contarle más, porque ya sabe suficiente.

Recuerda: muestra, no cuentes.

Ejercicio práctico:

  • Imagina que vas al parque y que allí te encuentras, en una zona de bancos con varias personas. Una de ellas es un amigo de la infancia; dos son desconocidos y están discutiendo entre ellos, llevan un perro de gran tamaño; hay un vigilante del parque que pasea con las manos a la espalda; y a lo lejos, ves acercarse a un viejo conocido que podría ser tu archienemigo, de ser tú un superhéroe. Ahora describe la escena y cada personaje sin hacer uso de ninguna historia previa.-

Piensa bien en cómo vas a presentar a cada personaje y aprovecha todo lo dicho para no introducirlo aprovechando su historia. De eso se trata, de aprender cómo no introducir personajes en tus historias, especialmente en relatos cortos. Ten en cuenta que debes dejar intuir quienes son para el protagonista, esas personas que ya conoce y lo que ve en las que no. Pero ahorra palabras, no las gastes contando historias previas a la que tienes entre manos.

EMPLEATE A FONDO CUANDO PRACTIQUES LA ESCRITURA. APRENDERÁS MUCHO SI TE LO TOMAS EN SERIO

Realiza este ejercicio en no más de veinte minutos. Cuando tengas claro cómo hacerlo, escribe un párrafo corto, no más de media página y si te animas, puedes compartirlo aquí en los comentarios, intentaré leeros a todos.

Puedes aprender más sobre la creación de personajes leyendo estos artículos:

4 tipos de antagonistas épicos

Cómo escribir personajes

33 consejos para escribir personajes sólidos

Y puedes echar un vistazo a estos otros artículos aquí.

¿Te ha pasado que tu protagonista parece no tener vida, que no cambia o que no engancha al lector?

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Lola
Infinitos monos

33 consejos para escribir personajes sólidos. Aprende a escribir personajes.
Descubre cómo escribir personajes con estos 33 consejos para crear personajes sólidos.

33 consejos para escribir personajes sólidos

Crear una historia atractiva es solo una parte del proceso; otra clave fundamental es ofrecer consejos para escribir personajes creíbles que mantengan a tus lectores pegados a cada página.

El secreto radica en ser un narrador talentoso, pero también un investigador meticuloso, un psicólogo sagaz y un arquitecto conceptual. Dedicar tiempo a desarrollar personajes tridimensionales asegurará que tus lectores se sientan emocionalmente conectados con ellos.

Aquí te presento 33 consejos esenciales que, si los sigues, harán que tus personajes cobren vida como nunca antes.

1# Define bien su papel en la historia

Para escribir personajes creíbles, debes entender el papel específico de cada uno en la trama. Incluso si un personaje tiene una presencia mínima, su construcción detallada es crucial para la comprensión global de la historia.

2# Establece su propósito en la trama

Si un personaje no tiene un propósito claro que impacte en la trama, quizás deberías reconsiderar su inclusión. Asegúrate de que cada elemento introducido tenga sentido y sea relevante para el desarrollo de la historia.

3# Invierte tiempo en la ficha de datos del personaje

Crear fichas de personajes puede parecer una tarea tediosa, pero en realidad es una herramienta invaluable. Las fichas te ofrecen un recurso al que recurrir para resolver dudas, ayudándote a entender y a hacer más creíbles tus personajes.

4# El nombre importa

Elegir un nombre adecuado para tus personajes puede ofrecer pistas sobre su origen, época y clase social. Un nombre bien escogido puede añadir una dimensión extra de autenticidad a tus personajes creíbles.

5# Detalla su apariencia física

Mantener coherencia en la descripción física del personaje ayuda al lector a visualizarlo con claridad, lo cual es fundamental para escribir personajes creíbles. Las fichas de personajes pueden ayudarte a tener claras estas descripciones.

6# Conoce su personalidad a fondo

Para escribir personajes creíbles, necesitas entender su psicología. Debes poder justificar sus acciones, sean estas buenas o malas, mediante una historia de fondo detallada.

7# Introduce imperfecciones

Un personaje completamente bueno o malo será poco creíble. Un equilibrio entre virtudes y defectos hace a los personajes más humanos y, por lo tanto, más creíbles.

8# Incorpora conflictos internos

Colocar a tus personajes en situaciones de dilema moral o conflicto emocional añade profundidad y tensión, capturando la atención del lector.

9# Entiende su perspectiva del mundo

La visión del mundo de tu personaje estará influenciada por factores como su estatus social, riqueza y libertad. Esta perspectiva influirá en cómo el lector percibe el personaje.

10# Trabaja en su voz única

Cada personaje debería tener una forma única de expresarse, influenciada por su origen, cultura y situación social. Lograr esto es uno de los retos más grandes y gratificantes al escribir personajes creíbles.

11# Destaca sus peculiaridades

Características o hábitos únicos pueden hacer que un personaje sea especialmente memorable. Estos detalles añaden capas de autenticidad, haciendo a tus personajes más creíbles y relatables para tus lectores.

12# Habla de las relaciones personales para escribir personajes creíbles

Incluso si tu personaje es un solitario, debe tener un origen y relaciones que lo han moldeado. Detalla la relación con su familia, amigos y compañeros de trabajo, o deja que otros hablen de él. Este es uno de los consejos para escribir personajes creíbles, ya que a menudo, la percepción de terceros puede hacer que el personaje sea más auténtico.

13# Detalla su rutina diaria

Una clave en los consejos para escribir personajes creíbles es mostrar la vida cotidiana del personaje antes de que se desencadene el conflicto principal. Este contraste hace que la evolución del personaje a lo largo de la historia sea más palpable.

14# ¿Qué desea tu personaje?

Es fundamental conocer si el personaje está satisfecho con su vida o si aspira a cambiar algo. Este conocimiento preexistente es crucial para construir una trama coherente.

15# Diferencia entre deseos y necesidades

Lo que el personaje quiere y lo que realmente necesita para ser feliz pueden ser distintos. Este aspecto aporta profundidad y es crucial para escribir personajes creíbles.

16# Clarifica su objetivo final

Debes tener claro qué debe hacer tu personaje para alcanzar su meta, incluso si el personaje mismo está confundido al principio. Esto te ayuda a guiar su comportamiento a lo largo de la trama.

17# Importancia de la motivación

Una narrativa convincente requiere que el personaje esté motivado para enfrentar retos, ya sean internos o externos. La motivación puede ser egoísta o altruista, pero es indispensable.

18# Desvela su pasado

Un historial personal enriquece el personaje y le da profundidad. Sutiles detalles pueden ir desgranándose para revelar el origen del personaje y cómo esto influye en su comportamiento.

19# Incluye sombras del pasado

Cada personaje debería tener sus propios fantasmas o esqueletos en el armario. Estos elementos añaden complejidad y son esenciales para escribir personajes creíbles.

20# No olvides sus sueños

Los sueños y aspiraciones humanizan al personaje y ofrecen pistas sobre su personalidad y motivaciones.

21# ¿Qué le apasiona?

Identificar hobbies o intereses fuera del trabajo y obligaciones cotidianas da más dimensiones al personaje.

22# Define sus afectos

Ya sean amigos, pareja o familia, es vital para escribir personajes creíbles entender dónde está su corazón.

23# Destaca alguna fortaleza

Incluso el personaje más desdichado tiene algo que lo ilumina, una fortaleza que le da sentido a su vida.

24# Haz que sea reconocible

Un personaje debe ser inmediatamente identificable para el lector, lo cual se logra a través de características y comportamientos únicos.

25# Evita el abuso de tópicos

Aunque útiles para descripciones rápidas, los clichés deben usarse con precaución para no disminuir la calidad de la obra.

26# Emociones para escribir personajes creíbles

Personajes realistas tienen un rango de emociones que los humanizan. La inclusión de estas emociones fomenta una conexión emocional con el lector.

27# Introduce desafíos

Poner a los personajes en situaciones complicadas crea tensión y mantiene el interés del lector.

28# Permitir errores

El fracaso y el error humanizan al personaje y ofrecen una ventana hacia su esencia más íntima.

29# Añade algo de sufrimiento

Los personajes que sufren se vuelven más resilientes, y este sufrimiento conecta con el lector en un nivel emocional.

30# Concede momentos de respiro

Intercalar momentos de calma da profundidad a la historia y permite explorar diferentes facetas del personaje.

31# Ponlos al límite

Cada personaje tiene sus límites morales o éticos. Forzar estos límites ofrece un terreno fértil para el desarrollo del personaje.

32# Otorga un refugio seguro

Todo personaje necesita un espacio donde sentirse seguro. Esto puede ser un lugar, un objeto o incluso otra persona.

33# Equilibra personajes e historia

Los personajes y la trama deben estar en sintonía. Elimina cualquier elemento superfluo que no aporte al desarrollo de la historia o a la credibilidad de los personajes. Al aplicar estos consejos para escribir personajes creíbles, no solo crearás figuras más auténticas sino también una historia más envolvente y atractiva para tus lectores.

Puedes leer más sobre los personajes en estos artículos: Cómo crear personajes o Cómo NO presentar personajes.

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Personajes secundarios. Aprende a escribir personajes.
Descubre cómo escribir personajes secundarios únicos. Consejos para escribir personajes.

Personajes secundarios únicos

Los protagonistas pueden llevar la batuta de nuestras narrativas, pero los corazones de los lectores a menudo laten al ritmo de los personajes secundarios. Estos pilares de la historia aportan dimensiones y tonalidades vitales, actúan como el apoyo esencial en los momentos cruciales. Proporcionan consuelo, se sacrificándose heroicamente, o simplemente aportando un toque de humanidad con sus propias luchas y éxitos. No obstante, como escritores, a veces los relegamos al olvido. No les damos la chispa de vida que los convertiría en memorables y los haría brillar con luz propia.

¿Cómo evitar que estos personajes queden relegados a meras sombras del protagonista? Dotándolos de una esencia única sin que lleguen a opacar la luz del personaje principal. En este equilibrio radica el arte de crear personajes secundarios únicos. No basta con incluir acompañantes solo por cumplir con un requisito narrativo. No. Cada personaje debe ser indispensable, dejando una huella imborrable en la trama y en el lector. Si la ausencia del personaje no altera el curso de la historia, es momento de replantear su propósito.

El proceso de depuración de personajes puede ser doloroso; deshacernos de aquellos a quienes hemos dado vida con nuestras palabras es una decisión difícil. Pero el sacrificio vale la pena cuando se trata de enriquecer la trama. Debes darle a cada personaje la oportunidad de dejar una marca indeleble.

Los personajes secundarios no solo deben existir para apoyar al protagonista, sino para vivir sus propias historias. Ahora vamos a ver tres puntos que te ayudarán a escribir personajes secundarios únicos.

1# Ficha de personaje

La ficha de personaje es un recurso indispensable en el arsenal de todo escritor serio. No se trata solo de un compendio de características físicas o de meros datos biográficos. Es la esencia completa de un ser ficticio capturada en papel. Al igual que conocemos a nuestros amigos y familiares, debemos conocer a nuestros personajes secundarios. Conoce sus miedos, sus sueños, lo que los desvela por la noche y lo que los impulsa a levantarse cada mañana.

¿Te preguntas qué deberías incluir en estas fichas de tus personajes secundarios?

Piensa en ellas como un pasaporte al mundo interior de tus personajes: desde su historia de vida hasta sus gustos y disgustos. Incluso debes anotar aquellos detalles aparentemente triviales que, en realidad, pueden ser reveladores. Un personaje secundario con una fobia a las arañas o una predilección por la música clásica puede ofrecer oportunidades únicas de trama y desarrollo de carácter.

Además, te animo a ir más allá de lo superficial. ¿Cuál es la filosofía de vida de tu personaje secundario? ¿Cómo reaccionaría ante una injusticia? ¿Qué secretos guarda? Esta profundidad te permitirá tratar a tus personajes secundarios con la misma consideración que a tus protagonistas, evitando que se conviertan en meras herramientas narrativas. Asegúrate de que cada personaje, tenga la potencialidad de una vida rica y plena, así como la posibilidad de sorprender al lector.

Al suscribirte a nuestro blog, te facilitamos fichas de personaje detalladas que te ayudarán a mantener la coherencia y a añadir capas de complejidad a tus personajes secundarios. Tu primera tarea como escritor que busca crear personajes secundarios únicos es llenar estas fichas con imaginación y cuidado. Cada detalle que anotes puede ser el germen de una subtrama fascinante o la clave para una caracterización excepcional.

2# Dale una historia interesante

La tridimensionalidad es una cualidad no reservada exclusivamente para los protagonistas de nuestra historia. Cada personaje secundario alberga en su interior un universo de experiencias, un entramado de historias que, aunque no sean el foco principal del relato, merecen ser contadas con la misma pasión y detalle.

Es aquí donde radica la clave para escribir personajes secundarios únicos: otorgarles una narrativa que, si bien no se desenvuelva en primer plano, sea rica y fascinante por sí misma.

¿Qué hace a un personaje secundario único?

Piensa en la historia de tu personaje secundario como una novela dentro de la novela, una que tal vez nunca se escriba, pero que influye en cada palabra, gesto y decisión del personaje.

Al igual que Han Solo en ‘Una Nueva Esperanza’, cuya carismática presencia y misterioso pasado capturaron la imaginación del público, tus personajes secundarios deben tener el potencial para encantar y despertar curiosidad. Su vida previa, sus conflictos internos, sus ambiciones y fracasos conforman la tela de su carácter y deben entreverse en su comportamiento y en cómo se relacionan con el mundo de tu historia.

Es improbable que George Lucas se limitara a lo superficial al crear a Han Solo; seguramente, lo dotó de un pasado tan rico y detallado como el que podríamos imaginar para un protagonista. Tu labor como escritor es hacer lo mismo: construir personajes secundarios con historias que, aunque no sean el centro de atención, sean igualmente cautivadoras. Así, tus lectores se encontrarán anhelando conocer más acerca de estos personajes, y te encontrarás con un mundo narrativo más denso y emocionante.

Por lo tanto, asigna a tus personajes secundarios historias interesantes que se entretejan con la trama principal de forma orgánica y significativa.

Así, no solo aumentarás el interés de tus lectores sino que también expandirás el universo de tu narrativa, creando un tapiz más rico en el que cada hilo tiene su propia importancia y belleza.

3# Haz que su personalidad brille

La esencia de un personaje memorable no siempre reside en su papel central dentro de la trama, sino en la singularidad de su personalidad. Los lectores buscan personajes que les resulten interesantes, con los que puedan conectar, reír o incluso llorar. Es aquí donde un personaje secundario bien construido puede brillar intensamente, capturando la imaginación del lector y ofreciendo una paleta de emociones y experiencias.

Para que tus personajes secundarios no sean meramente el coro de la obra principal, sino actores que captan la atención en sus momentos en escena, es crucial dotarles de rasgos distintivos, idiosincrasias, y una voz propia que pueda resonar incluso en su limitado tiempo en el foco narrativo.

Sin embargo, es un delicado equilibrio el que debes mantener para que su brillo no oscurezca al protagonista. Cada personaje debe tener su momento, pero siempre en servicio a la historia mayor que estás contando.

Tomemos el ejemplo de ‘Blade Runner’ y la manera en que Roy Batty, interpretado magistralmente por Rutger Hauer, se eleva sobre el protagonista en la adaptación cinematográfica. Esto no se debe a un error en la construcción de Deckard, sino al extraordinario desarrollo que se le dio a Batty.

Se le añadieron matices, deseos y una poética visión de la vida que lo convirtieron en un personaje con el que el público no pudo evitar empatizar. Su última escena es un claro ejemplo de cómo un personaje secundario puede ser tan o más resonante que el protagonista, sin por ello quitarle mérito a la historia de Deckard.

Por tanto, al crear tus personajes secundarios, busca esos atributos únicos que los hagan destacar. Puede ser una peculiaridad en su forma de hablar, una filosofía de vida inusual, o incluso una perspectiva del mundo que desafíe la del protagonista. Estas son las cualidades que hacen que los secundarios no solo aporten a la narrativa, sino que se instalen en la memoria de los lectores.

En tu narrativa, permite que la personalidad de tus personajes secundarios irradie, dándoles momentos de auténtica humanidad que los elevarán de meros espectadores a seres con historias que, aunque no sean el eje de la trama, merecen ser contadas.

Esto no solo enriquecerá tu obra, sino que también te brindará la satisfacción de saber que cada personaje que has creado tiene una voz y un espíritu que les es inherente.

Los personajes secundarios son las especias en el banquete de tu narrativa: con la dosis justa, pueden transformar una historia de ordinaria a inolvidable. A continuación, detallamos cómo pequeños detalles pueden realzar a tus personajes secundarios, haciéndolos instantáneamente reconocibles y memorablemente singulares:

  • Peculiaridades físicas y tics: Una cicatriz en forma de relámpago, un sombrero inconfundible, o un tic nervioso pueden ser tan distintivos como una firma. Utiliza las descripciones físicas para crear una imagen mental única de tu personaje secundario. Asimismo, los gestos repetitivos o las frases características pueden convertirse en el sello personal de un personaje.
  • Referencias culturales: Nombrar a tu personaje secundario en honor a figuras icónicas de la cultura pop puede servir para crear una conexión instantánea con el lector. Sin embargo, usa este recurso con sutileza y propósito, y asegúrate de que el nombre elegido refleje o contraste de manera significativa con la identidad del personaje.
  • Claro contraste y definición: En una obra con un elenco amplio, es esencial diferenciar claramente a cada personaje. Evita sobrecargar al lector con demasiados personajes indistinguibles; en su lugar, haz que cada uno cuente con características definitorias claras que faciliten su identificación y recuerdo.
  • Objetivos y metas personales: Cada personaje secundario debe tener sus propias ambiciones y metas, independientemente de su relación con el protagonista. Estos objetivos personales no solo añaden profundidad al personaje, sino que también pueden servir para impulsar la trama y crear puntos de conflicto o alianza.

Con estos detalles, no solo los haces más vivos y humanos, sino que también les das un lugar propio en la narrativa. Son estos los detalles que capturan la atención del lector, convirtiendo a cada personaje en una voz única dentro de tu coro literario. Un personaje secundario bien desarrollado puede no solo apoyar la historia, sino también elevarla, aportando color, textura y resonancia emocional.

En el entramado de la narrativa, cada hilo, cada color, cada textura tiene su razón de ser y su momento para resplandecer. Tus personajes secundarios son esos matices inesperados que pueden dar vida a tu historia de formas que ni siquiera imaginabas. Con la atención y dedicación adecuadas, cada uno de ellos tiene el poder de dejar una marca indeleble en la mente de tus lectores.

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Recuerda que tus personajes secundarios merecen ser construidos con el mismo cariño y atención al detalle que tus protagonistas. Nunca subestimes el impacto que un bien desarrollado personaje de fondo puede tener en tu narrativa y en tus lectores. Aprecia a tus lectores y cuida cada aspecto de tu obra; ellos son, después de todo, el corazón de este mundo literario.

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Los personajes. Aprende a escribir una novela.
Los personajes. Consejos para escribir personajes sólidos. Aprende a escribir un libro. Descubre cómo escribir una novela.

Los personajes, esos actores que se mueven dentro de las historias y que permiten al lector adentrarse en un mundo único, que nace de la mente del autor. ¿Qué sería de las novelas sin ellos?

El mundo literario es muy antiguo y, desde su nacimiento, fueron estableciéndose ciertos arquetipos que marcan la actitud, defectos y virtudes de los personajes que pueblan nuestras grandes obras (y digo nuestras, porque muchas son ya parte de nosotros mismos; ¿quién no conoce a los Tres mosqueteros, o al conde Drácula?)

Muchas veces creamos personajes que, sin saberlo, pertenecen a un arquetipo determinado que aparece en muchas historias. Con el tiempo, esos arquetipos se han ido transformando, modernizando y fusionando, creando nuevas opciones. Lo de los buenos, muy buenos y los malos, muy malos (aunque los malos son ahora explorados por autores para darles una nueva vuelta de tuerca y hacer comprender a los lectores, que hasta el más maligno de los malignos, tiene un lado bueno o un pasado que “justifica” sus acciones, hasta cierto punto, claro).

Fue Jung quien creó una recopilación de esos arquetipos que llenan las páginas de las historias clásicas, de las que todos los escritores modernos bebemos. Esa recopilación sigue hoy vigente, aunque, es cierto, que los arquetipos se forman gracias al tiempo; con esto quiero decir, que los arquetipos existen, gracias a que tenemos siglos y siglos de historias en las que analizar a los personajes. El arquetipo es universal, no depende de la cultura en sí, aunque su exposición, la forma en la que se muestra sí. No miramos igual un anciano en nuestra cultura occidental, que en la cultura oriental.

Y Jung no se limitó a enumerar los principales arquetipos de personalidades, también introdujo eventos arquetípicos y motivos arquetípicos, pero esto lo veremos en futuros artículos. Ahora vamos a centrarnos en los personajes.

Podríamos intentar numerar los arquetipos de Jung, pero la verdad es que no es algo cerrado, podemos encontrar rasgos de unos y otros en personajes diferentes. Como siempre, es mejor no pensar en negro o blanco, encontraremos mucha más riqueza en toda esa gama de grises que tenemos en medio. Pero, vamos con el primero de ellos:

LA MADRE

Con la madre, tenemos la visión de la cuidadora, del ser protector que se preocupa del bienestar de quienes tiene alrededor.

Por supuesto, que cada rol, cada arquetipo, no tiene género ni edad, ni siquiera tiene porque ser una persona. Si un personaje es protector y se preocupa por el bienestar de quienes le rodean sin importarle su misma persona, estaremos hablando del arquetipo de la madre. Todos podemos ser protectores, no se trata de un rasgo femenino o masculino. Es un concepto, y los conceptos son universales.

Ejemplo:

Isis, en la cultura egipcia, encarna este rol a la perfección.

EL PADRE

En este caso, hablamos de la figura autoritaria, quien domina a quieres tiene a su alrededor por su condición de líder.

No es necesario ser padre para ser líder, ni ser viejo, joven, fuerte o inteligente. El líder puede ser cualquiera que sea capaz de recoger un grupo que siga sus criterios.

Ejemplo:

Zeus, padre de todos.

EL NIÑO

Es un personaje que tiene una connotación positiva o negativa. Representa la inocencia, el desconocimiento. Pero también es la inmadurez, la resistencia a aceptar responsabilidades.

Y como en todos los arquetipos, no es necesario ser infante para ser definido así.

Ejemplo:

Un ejemplo bien moderno, Grogu en el Mandaloriano.

LA SOMBRA

Todo el mundo interior que no ven los demás o que el propio personaje no quiere mostrar, está dentro del arquetipo de la sombra. A veces son los instintos más primitivos, otras capacidades extraordinarias que no son aceptadas por la sociedad.

Pero también puede ser todo el mundo que no ven los personajes, esa parte oculta que acecha y persigue a los personajes. Es lo que se oculta, por no ser aceptado por la sociedad o por el inconsciente colectivo.

Ejemplo:

En Frozen, Elsa quiere mantener ocultos sus poderes, que forman parte de ella y representan algo prohibido o mal visto en la sociedad.

EL HÉROE

Uno de los arquetipos más recurrentes en la literatura. El héroe tiene un objetivo, imposible de alcanzar por cualquiera, y lucha sin tregua para conseguirlo.

Una vez más, los arquetipos son conceptos y los conceptos no entienden de géneros.

Ejemplo:

El capitán América, en el universo Marvel. Wonder Woman, en el unverso DC. Katniss, en Los juegos del hambre.

EL SABIO

Este personaje encarna el conocimiento. Suele ser un personaje que ayuda al héroe en su camino, proporcionando algo fundamental para que el éxito suceda. Es un personaje muy versátil, podemos encontrarlo como un chamán, un profesor, un abuelo, un libro… muchas veces no es necesario que sea encarnado por alguien, puede ser sustituido por una visita a la biblioteca.

Ejemplo:

Gandalf, en el Señor de los Anillos.

EL EMBAUCADOR

Este personaje puede dar mucho juego. No tiene porqué estar definido en un lado u otro. No es bueno ni malo, podríamos decir que es caótico y que sus movimientos son inesperados por los demás personajes. Suelen romper las reglas sin miramientos y actuar al margen de lo que la sociedad considera correcto.

Ejemplo:

Loki, en el universo Marvel.

EL ÁNIMA

Siendo muy poco escrupulosos, podríamos decir que el ánima es la visión de lo femenino en la psique colectiva masculina. Representa a la mujer y a lo que reconocemos como femenino.

El hombre busca en la mujer lo que él considera que debe ser. Porque en su inconsciente, tiene claro cómo debe ser una mujer para él.

EL ÁNIMUS

Al igual que con el ánima, siendo igualmente poco precisos, diríamos que es el concepto de lo masculino visto desde la psique colectiva femenina. Lo que pensamos, como civilización y cultura que define a un hombre.

La mujer busca, con la imagen que tiene en su inconsciente, detalles del hombre que ella considera, que debe ser.

El ánima y el ánimus contraponen los conceptos de femenino-masculino. Está íntimamente relacionado con los roles de género.

Ejemplo:

En Romeo y Julieta encontramos un ejemplo para ambos conceptos.

Puede resultar complicado pretender numerar los arquetipos, puesto que los personajes tienen muchas más facetas que no encajan únicamente en uno. Y, además, eso indica la riqueza del personaje. Las luces y las sombras proporcionan una visión mucho más completa y rica que el lector apreciará.

El protagonista no debe ser un ser totalmente estereotipado en la historia, si nos centramos en un único arquetipo, podemos lograr ese efecto y estropear nuestra historia. Los personajes están vivos. Y la vida te conduce a relaciones amistosas; a encontrar enemigos en el camino; a sentirnos perdidos; a tener que cuidar de alguien; a luchar contra una injusticia; a cometer injusticias… un héroe puede verse envuelto en una historia en la que, no solo deba luchar por su meta, sino que deba cuidar de alguien mientras lo hace.

Ahí es donde entra tu magia como escritor. Debes crear personajes vivos, con claros, oscuros (y, ojo, que los oscuros no tienen por qué denostar su personalidad, los defectos pueden ser insignificantes, o no estar por encima de sus principios. Un héroe puede tener claro que jamás cometerá una injusticia, pero hacerlo sin pensarlo si el momento lo precisa).

Debes tener en cuenta, también, que las relaciones entre los personajes de tu historia, se verán influenciadas, según pertenezcan a un arquetipo u otro. Y que la historia puede llevar a esos personajes a actuar de forma opuesta a su personalidad. Lo que tienes que hacer dotarlos de vida y que sus acciones, o inacciones, estén siempre justificadas, bien por sus experiencias o por las exigencias de la situación en la que se vean inmersos.

Y ten mucho cuidado a la hora de centrarte tanto en marcar a uno de esos personajes para que encaje en un arquetipo, no debes forzarlo. Casi podríamos decir, que es el lector el que tiene que pensar, tras conocer un poco al personaje, de qué clase es. El héroe no tiene por qué ser el valeroso caballero que lucha contra el dragón. El héroe puede ser el niño que ve perdida la batalla, cuando el caballero pierde su espada, y corre, sin importarle su propia vida, pensando en su aldea, para devolverle esa espada y que, finalmente, acabe con la bestia.

Las historias están vivas y los personajes más aún. Intenta trabajar tus personajes antes de ponerte a escribir tu historia. Puedes tomar notas, hacer fichas, escribir su historia… tienes muchas opciones a la hora de hacer un buen trabajo. Y haciendo todo esto, podrás ver los fallos o problemas que puedes tener con ese personaje a la hora de incorporarlo a tu novela.

Y esto es todo por hoy. En futuras publicaciones, veremos más detalles de los arquetipos de Jung. Mientras tanto, ya tienes trabajo por hacer.

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Un saludo y muchas gracias por leernos. Nos leemos.

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