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Por qué escribir en comunidad te hará mejor escritor

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Por qué escribir en comunidad te hará mejor escritor

¿Escribir solo es la única opción? Spoiler: No, y una comunidad de escritores te lo demostrará

«Ah, la imagen del escritor solitario.»

Tú, en tu rincón, con una taza de café (o de té, si eres de los míos), dejándote consumir por las palabras y esperando la visita de las musas. Nadie te entiende, sólo tú y tus personajes. Es ese romanticismo del escritor incomprendido, la imagen que nos venden en las películas: el escritor brillante que, por supuesto, sólo necesita estar a solas, en una habitación oscura para producir la próxima gran obra maestra. Todo muy poético, ¿verdad?

Pero la realidad no es tan bonita. Para muchos, esos momentos de “inspiración solitaria” se ven interrumpidos por largas horas de mirar la pantalla en blanco, golpeando teclas sin sentido, preguntándote por qué demonios te metiste en este lío de escribir, en primer lugar. Y si estás aquí, leyendo esto, lo más probable es que ya hayas experimentado esa sensación de aislamiento, donde te preguntas si lo que estás haciendo tiene algún valor o si deberías dedicarte a otra cosa. Spoiler: todos hemos pasado por ahí.

Y es que la soledad puede ser reconfortante… hasta que deja de serlo. Porque, seamos sinceros, el aislamiento total rara vez genera ideas brillantes. La escritura es un arte, sí, pero también es un proceso lleno de dudas, inseguridades y, sí, bloqueos (ese temido momento en el que parece que las palabras se han ido de vacaciones sin ti). Y aquí es donde entra la verdadera revelación: ¿y si te dijera que estar rodeado de otras personas creativas no sólo no es una herejía, sino que puede ser lo mejor que le pase a tu proceso de escritura?

Suena raro, lo sé. La idea de compartir tus pensamientos y trabajos con otros, de exponerte a opiniones ajenas, puede asustar. Porque, claro, estamos acostumbrados a pensar que escribir es algo muy personal, un proceso que debemos hacer solos, casi como una misión divina que sólo nosotros podemos cumplir. Pero, déjame decirte una cosa: escribir en comunidad puede cambiarlo todo.

Y no me refiero a que te sientes en un café lleno de gente mientras intentas concentrarte en tus pensamientos (aunque, si eso funciona para ti, adelante). Me refiero a tener un grupo de personas con quienes compartir tus ideas, recibir feedback y simplemente no sentirte solo en este viaje de locos que es la escritura. ¿Te imaginas lo que sería tener un espacio donde puedes debatir sobre ese personaje que no acaba de cuajar o esa trama que no sabes cómo cerrar? Un lugar donde otros escritores te entiendan, porque están en el mismo barco que tú.

Sé que la imagen del escritor solitario es muy atractiva. Pero, ¿y si te dijera que ser parte de una comunidad de escritores es aún mejor? No te preocupes, no vas a perder ese rincón íntimo donde tus personajes y tú se encuentran, pero quizás encuentres algo incluso más valioso: el apoyo, la inspiración y la motivación que una comunidad puede ofrecerte.

¿Cuántas veces te has bloqueado?

Déjame hacerte una pregunta: ¿cuántas veces has intentado salir de ese bloqueo por tu cuenta? Seguro que has probado de todo: cambiar de entorno, poner tu música favorita, darte un paseo por la calle… y sí, a veces funciona, pero otras veces te quedas exactamente en el mismo punto, con esa sensación de que no importa lo que hagas, la inspiración no va a regresar por sí sola.

Aquí es donde entra la magia de una comunidad de escritores. Porque, aunque te guste pensar que solo tú puedes salvar tu historia (lo sé, nos pasa a todos), la realidad es que a veces necesitas una perspectiva externa. Alguien que venga, te dé una patada suave (figurativa, claro) y te diga: «Oye, ¿y si lo miras desde este ángulo?».

Y ahí está el truco: muchas veces estamos tan metidos en nuestra propia cabeza, tan involucrados en nuestra historia, que dejamos de ver las opciones evidentes.

Lo curioso de las segundas opiniones es que te sacan de tu propia perspectiva limitada y te muestran que hay otras maneras de abordar un problema. Lo que para ti parecía una pared insalvable, para otro puede ser sólo un obstáculo fácil de esquivar. Y lo mejor es que no necesitas que te den la solución completa (¡aunque a veces ocurre!); basta con que te den una pequeña chispa, una nueva dirección, para que el bloqueo empiece a deshacerse.

Piénsalo: ¿cuántas veces has compartido una idea, esperando un simple comentario, y has recibido una respuesta que te hace replantearte toda la escena? Ese es el poder de las segundas opiniones: son refrescantes, a veces sorprendentemente simples, y, lo mejor de todo, te sacan del agujero en el que estabas metido.

Por eso, tener una comunidad de escritores que pueda ofrecerte ese feedback sincero y sin filtros puede ser lo que necesitas.

Feedback sincero (y necesario): No todo es perfecto, pero eso está bien

¿Te ha pasado alguna vez que terminas un capítulo y piensas: «Esto es oro puro», que has dado con la idea del siglo, la trama del milenio? Te acuestas con esa satisfacción de haber escrito algo brillante y, al día siguiente, te levantas con una sonrisa de autosuficiencia. Pero luego lo relees… y te preguntas en qué momento se te ocurrió que esa chapuza era una obra maestra.

Sí, escribir es así. Nos juega malas pasadas. En un momento estás flotando en una nube de autocomplacencia, y al siguiente te estrellas contra el suelo con la dura realidad: tal vez no es tan bueno como pensabas. Y no pasa nada, aunque tú creas que se acabó todo para ti.

Porque, seamos realistas, nadie escribe algo perfecto a la primera. No tú, ni yo, ni el autor de ese best-seller que tanto te gusta. El primer borrador es, como suele decirse, sólo eso: un borrador. Y como todo borrador, está lleno de pequeñas (o grandes) imperfecciones. Ahí es donde entra en juego una de las herramientas más valiosas para cualquier escritor: la opinión sincera.

Ahora bien, no hablo de esas opiniones en las que todo el mundo te dice lo maravilloso que es tu texto. Porque, aunque reconfortante, eso no te ayuda a mejorar. Lo que necesitas es esa crítica constructiva que, aunque duela un poquito, te empuja a dar lo mejor de ti. Ese feedback que te hace replantear tus decisiones narrativas, que señala los puntos débiles que tú, inmerso en tu propia historia, no habías visto.

Imagina esta escena: acabas de escribir una escena clave y estás convencido de que es lo mejor que has hecho. Se lo envías a un amigo escritor en busca de feedback, esperando que te diga lo genial que es. Pero en lugar de eso, te dice: «Está bien, pero la motivación del personaje aquí no tiene sentido» o «Este diálogo suena un poco forzado». Y tu primera reacción, por supuesto, es negarlo en tu mente. «¿Cómo que no tiene sentido? ¡Está clarísimo!»

Pero luego te tomas un momento, respiras hondo y lo miras desde otra perspectiva. Y, ¡oh sorpresa! Tu amigo tenía razón. Tal vez ese diálogo sí suena un poco forzado. Tal vez esa escena sí necesita ajustes. Y es ahí cuando te das cuenta de la importancia de tener a alguien que te diga las cosas tal como son, sin edulcorarlas. Porque mejorar como escritor implica aceptar que no todo lo que escribes es perfecto, y que está bien así.

El feedback sincero es como un espejo que te obliga a ver tu obra desde un ángulo que habías ignorado. Y aunque en el momento pueda ser un golpe para el ego, es lo que te ayudará a crecer, a ser mejor. Porque, al final, la escritura no se trata de impresionar a los demás con palabras bonitas, sino de contar una historia que tenga sentido, que esté bien construida y que le diga algo a los lectores.

Puedes seguir escribiendo en tu rincón, pensando que todo lo que haces es perfecto, pero si no te enfrentas a la crítica constructiva, nunca verás dónde podrías mejorar.

Así que la próxima vez que alguien te diga: «Esto está bien, pero puedes hacerlo mejor», en lugar de sentirte herido, agradece esa ducha fría. Tu historia, y tú, lo agradeceréis.

No todos ven el mundo como tú (y menos mal)

A veces, cuando te sumerges en tu propio proceso creativo, es fácil caer en la trampa de pensar que tu forma de ver el mundo es la única válida. Después de todo, tú conoces a tus personajes, tu trama y tu universo mejor que nadie, ¿verdad? Pero permíteme ser un poco directa aquí: no es así. Y menos mal.

La realidad es que cada uno de nosotros vive la vida desde su propio filtro, basado en nuestras experiencias, creencias, y esa mezcolanza de factores que nos hacen ser quienes somos. Y si bien eso puede ser lo que hace tu escritura única, también puede convertirse en una limitación. Porque, por más que te esfuerces, no puedes verlo todo. No puedes prever todas las reacciones posibles, ni anticipar cómo una historia puede impactar en alguien que viene de un contexto completamente distinto al tuyo. Igual no entiende lo que querías decir y debes abordarlo de otra forma para que todos lo entiendan.

A veces, escribir puede ser un acto solitario, sí. Pero contar historias no debería serlo. Porque las mejores historias, las que realmente conectan con los lectores, son aquellas que reconocen que no todos vemos el mundo de la misma manera. Hablo de las diferentes formas de ver el mundo, de las distintas maneras de interpretar una situación, un conflicto o incluso una emoción. Tu deber como escritor es aspirar al arquetipo. Busca siempre que tus historias sean universales y escribirás obras que vivan años.

Es curioso, porque al principio, puede que te dé un poco de miedo compartir tu trabajo y recibir comentarios que cuestionen tu visión. Pero, al final del día, es eso lo que hará que tu historia brille con más fuerza. Esa capacidad de aceptar que no todos ven las cosas como tú, y de integrarlo en tu narrativa, es lo que te convertirá en un mejor escritor.

Porque no siempre es fácil

Hablemos claro: escribir no es siempre divertido. Hay días en los que las palabras fluyen como un río caudaloso, y te sientes como si pudieras conquistar el mundo con tu historia. Pero, llega el día, que será la excepción, no la regla, pero llegará. La mayoría de las veces, escribir es más bien como tratar de sacar agua de un pozo seco: frustrante, agotador y lleno de dudas. Y cuando esos días malos se acumulan, es imposible no preguntarse por qué demonios lo haces.

Esos momentos en los que te miras al espejo y piensas: «¿De verdad quiero seguir con esto? ¿No sería más fácil dejarlo todo y dedicarme a la jardinería o, no sé, a coleccionar bolsas de té?» Sí, lo sabemos, todos hemos estado ahí.

Escribir no es fácil, nunca lo ha sido. No importa cuántos manuales de escritura leas ni cuántos trucos intentes aplicar para mejorar tu productividad, siempre habrá momentos de agotamiento, de frustración, de duda. Y es normal. Es parte del proceso. Pero lo que realmente marca la diferencia es cómo lidias con esos momentos.

Y aquí es donde tener una comunidad de escritores a tu alrededor puede cambiarlo todo. Porque cuando estás solo, lidiando con tus inseguridades, es fácil sentir que eres el único que lo pasa mal. Que todos los demás escritores están disfrutando del proceso y tú eres el único que sufre. Pero la verdad es que no estás solo en esto. Todos pasamos por lo mismo. Y tener una comunidad que entienda lo que sientes puede ser un verdadero salvavidas.

No es sólo  recibir consejos sobre cómo mejorar tu escritura. A veces, lo que necesitas no es que te digan cómo solucionar un problema técnico. Lo que necesitas es que alguien te diga: «Tranquilo, esto también pasará». Saber que hay otros que han pasado por lo mismo y han salido adelante es un consuelo enorme. Porque cuando te sientes agotado, cuando las dudas te abruman, lo último que necesitas es sentir que estás solo en ello.

La escritura puede ser un acto solitario, pero no tienes que lidiar con todo el peso emocional por tu cuenta. Cuando formas parte de una comunidad de escritores, tienes la oportunidad de compartir tus frustraciones, tus miedos, tus dudas, con personas que realmente lo entienden. Y, lo más importante, tienes a gente que te puede dar esa palmada en la espalda cuando más lo necesitas. Porque a veces lo que más necesitamos no es un consejo técnico, sino saber que no somos los únicos que estamos luchando.

¿Listo para plantar tus historias con otros?

La escritura puede ser solitaria, pero no tiene por qué serlo. Sí, claro, a veces necesitas esos momentos a solas con tus personajes, encerrado en tu mundo. Pero, como hemos visto, escribir no tiene por qué ser un viaje solitario y oscuro. Encontrar una comunidad de escritores es como descubrir un invernadero, un espacio donde tus ideas, tus dudas y tus historias pueden crecer y florecer bajo el cuidado adecuado. Un lugar donde, cuando sientas que no puedes más, habrá otros jardineros de palabras listos para ofrecerte ese riego de motivación o esa luz de perspectiva que te hacía falta.

Escribir es un proceso largo, lleno de altos y bajos, y lo último que necesitas es hacerlo en completo aislamiento. Al final escribir es algo que harás solo, pero también es escribir detenerte a pensar en tu historia, en tus personajes, en la trama…

Si estás buscando un lugar donde cultivar tus relatos junto a otros, te invito a unirte a mi grupo de Facebook. Está recién creado, igual hasta eres el primero en unirte. Pero ¿sabes qué? Las grandes historias siempre comienzan con una pequeña semilla. Y como todo buen jardín, esto también crecerá con tiempo, dedicación y, sobre todo, con la colaboración de todos. ¿Te atreves a plantar la tuya con Infinitos monos?

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