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Pero, no solo aprenderás a construir villanos fascinantes que atrapen a tus lectores desde la primera hasta la última página, sino también a sumergirte en las psiques de los antagonistas más enigmáticos. Y tú ¿estás listo para descubrir los secretos detrás de villanos icónicos como Hannibal Lecter, Voldemort y el Joker?
Una visión en profundidad de los personajes malévolos más reconocidos en la literatura, el cine y los videojuegos, ayudándote a entender sus motivaciones y características.
? Buenas y Malas Prácticas de Villanos
Aprende a discernir qué hace que un villano sea memorable, evitando clichés y errores comunes que pueden disminuir la credibilidad de tus personajes.
? Esquema de Creación de Villanos
La fórmula efectiva para desarrollar antagonistas creíbles, complejos y recordables.
? Referencias de Villanos en Diversos Medios
Un análisis de las tácticas utilizadas por los creadores de los villanos más icónicos en literatura, cine y videojuegos, y cómo aplicarlas a tus propios personajes.
Domina la narrativa oscura y cautiva a tus lectores con villanos que perdurarán en su memoria mucho después de haber cerrado el libro. ¡Da el primer paso hacia la grandeza literaria y descarga «Maestros del Mal» ahora!
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¿Estás cansado de los héroes de capa y espada, con sus corazones puros y sus nobles acciones? ¿Te aburren las historias de un bien perfecto contra un mal predecible, en las que el héroe siempre gana y el villano siempre pierde?
¡Tengo la solución perfecta para saciar tu sed de intriga y complejidad narrativa!
Olvídate de los estereotipos y adéntrate en el fascinante mundo de los personajes antihéroes; esas figuras imperfectas, de moral ambigua, que desafían las normas y te hacen cuestionar las fronteras entre lo correcto e incorrecto. A través de este artículo, te conduciré por el tortuoso pero enriquecedor proceso de construcción de personajes antihéroes, aquellos que, lejos de ser un mero espejismo de virtud, se revelan como espejos de nuestras propias imperfecciones.
Descubriremos juntos los 10 detalles clave que todo escritor debe dominar para dar vida a un protagonista que no solo cautive la curiosidad de los lectores, sino que los mantenga atrapados en la tensión de cada página. Te proporcionaré herramientas, ejemplos y consejos prácticos que transformarán tu escritura, dotándola de esa chispa que sólo los personajes antihéroes pueden encender.
Así que afila tu pluma y prepárate para una aventura literaria; es momento de romper moldes y abrazar la complejidad. Ponte cómodo, porque estás a punto de sumergirte en un viaje creativo que te llevará a explorar la rebeldía, la ambigüedad moral y un carisma tan irresistible como perturbador.
¡Adelante, el mundo de los personajes antihéroes te espera con sus sombras y secretos listos para ser descubiertos por tu pluma audaz!
Imperfecciones notorias que resuenan con profundidad
Tu personaje antihéroe debe estar lejos de la perfección, exhibiendo defectos que van más allá de lo superficial. Estas imperfecciones deben ser esenciales para su desarrollo y la trama misma. Pensemos en una cicatriz, no solo como una marca física, sino como un recordatorio constante de su pasado turbulento, que influye en sus decisiones y comportamientos actuales. O consideremos un temperamento explosivo que no solo define su interacción con otros personajes, sino que también pone a tus antihéroes en situaciones que exigen cambio o crecimiento personal.
Cada defecto debe ser una ventana hacia la complejidad del personaje y un motor para la narrativa. Por ejemplo:
Si tu antihéroe tiene problemas de confianza, esto podría llevarlo a tomar decisiones erróneas o a tener dificultades para formar alianzas clave.
Una tendencia al cinismo puede protegerlo de decepciones, pero también evitar que vea lo bueno en los demás o en situaciones que parecen desesperadas.
Un pasado oscuro como cimiento de su complejidad
El pasado de tus personajes antihéroes debe ser un laberinto de conflictos, errores y momentos críticos que han moldeado su visión del mundo y su personalidad. Para dar autenticidad y peso a su historia, es esencial construir un trasfondo creíble y detallado que explique sus motivaciones actuales. Considera estos elementos:
Traumas que dejan cicatrices psicológicas:
Tu antihéroe puede tener heridas emocionales que todavía están abiertas. Estas cicatrices pueden ser el motor de su búsqueda de redención o venganza, o la razón de su desconfianza y aislamiento.
Errores que definen su carácter:
Los errores pasados pueden perseguir a tu protagonista, ofreciendo una rica fuente de conflictos internos y externos. Estos errores pueden ser una carga que lucha por superar o pecados que busca expiar.
Decisiones difíciles que revelan su moralidad:
Las situaciones complicadas que requirieron decisiones cuestionables pueden mostrar las áreas grises de su moralidad. Estas decisiones pueden complicar aún más su relación con los personajes secundarios y con los lectores, que se verán obligados a reflexionar sobre lo que habrían hecho en su lugar.
Motivaciones egoístas que desafían la moral convencional
Las motivaciones de tu personaje antihéroe son el combustible de sus acciones y decisiones. A diferencia del altruismo típico de los héroes convencionales, un antihéroe se mueve por deseos y necesidades personales, que a menudo se sitúan en una zona moralmente ambigua. Es crucial desarrollar estos impulsos con una mirada introspectiva:
Venganza que consume:
Si tu antihéroe es impulsado por la venganza, asegúrate de que la audiencia comprenda la profundidad de la herida original. Esta motivación puede llevarlo por caminos oscuros, pero también puede ofrecer oportunidades para la reflexión y el cambio.
Riqueza y poder por sobre la redención:
Mientras que algunos personajes buscan redimirse, los antihéroes podrían buscar el éxito material o la dominación. Estas metas pueden revelar una complejidad en sus vulnerabilidades y en su definición de éxito.
Un objetivo personal que resuena universalmente:
Aunque su búsqueda sea egoísta, encontrar una manera de conectar sus deseos con experiencias humanas universales puede hacer que los lectores se identifiquen con él. Por ejemplo, su anhelo de poder puede esconder un deseo más profundo de seguridad o reconocimiento.
Moralidad ambigua que refleja la complejidad de la condición humana
La moral fluctuante de un personaje antihéroe refleja las contradicciones inherentes a la naturaleza humana. Esta ambigüedad no debe ser aleatoria, sino arraigada en su psicología y en su historia. Aquí hay formas de explorar y presentar esta ambigüedad:
Decisiones que desafían la clasificación moral:
Presenta situaciones en las que el camino «correcto» no está claro o es inexistente. Esto obliga al antihéroe a tomar decisiones basadas en un complejo cálculo de consecuencias, deseos y presiones, a menudo resultando en elecciones que desdibujan las líneas entre lo heroico y lo vil.
Conflictos internos que reflejan luchas externas:
Haz que la lucha interna del antihéroe con su propia moralidad sea un espejo de los conflictos más amplios de la historia. Esto puede llevar a momentos de crisis en los que debe elegir entre sus deseos y lo que es posiblemente correcto para los demás.
Consecuencias reales de sus acciones moralmente ambiguas:
Cuando tu antihéroe tome una decisión moralmente dudosa, asegúrate de mostrar las consecuencias reales de esa elección, tanto para él como para los que lo rodean. Esto no solo añade realismo a tu historia, sino que también permite a los lectores ver y sentir el peso de esas decisiones.
Desafío a las normas sociales como bandera de su identidad
El desprecio de los personajes antihéroes por las convenciones y su disposición a transgredir las reglas es una declaración de su independencia y a menudo, un reflejo de su visión del mundo. Este rasgo puede presentarse de diversas maneras:
Rebelión con causa:
Dale a tu antihéroe una razón convincente para su rebeldía. Esto puede ser resultado de una injusticia personal o una desilusión con el sistema. Su desafío a las normas puede ser una búsqueda para ajustar cuentas o cambiar un estado de cosas corrupto o ineficiente.
Lucha contra la autoridad establecida:
Coloca a tu antihéroe en una posición donde confrontar la autoridad sea una necesidad, no solo una elección. Esto puede manifestarse en una resistencia activa contra figuras de poder o en una lucha contra un entorno opresivo.
Actitud desafiante en lo cotidiano:
La rebeldía de tu antihéroe también puede expresarse en pequeños actos de desafío cotidiano, en su estilo de vida o en su interacción con otros personajes. Esto ayuda a construir un perfil coherente y verosímil que se mantiene constante a lo largo de la narrativa.
Relaciones complicadas que definen y desafían al personaje
Las interacciones de tu personaje antihéroe con los demás son un reflejo de su mundo interno y un campo fértil para la creación de conflictos y subtramas. Estas relaciones deben ser tan multifacéticas como el propio personaje:
Alianzas frágiles y tensiones constantes:
Haz que las relaciones de tu antihéroe sean un tira y afloja de lealtades y traiciones. Una alianza con un personaje que tiene objetivos contrarios puede ser fuente de tensión constante, así como una fascinante dinámica de poder.
Amores imperfectos:
El amor en la vida de un antihéroe raramente es sencillo. Puede estar marcado por el conflicto, la pasión y el desacuerdo, ofreciendo una rica veta para explorar su vulnerabilidad y su necesidad de conexión.
Enemistades que revelan su carácter:
Las enemistades de tu antihéroe pueden revelar mucho sobre él. Un némesis digno puede actuar como un espejo oscuro, reflejando y desafiando los aspectos menos deseables o más ocultos de su personalidad.
Conexiones con personajes que desafían su visión del mundo:
Introduce personajes que cuestionen o contrasten con la visión del mundo de tu antihéroe. Estas interacciones pueden ser una fuente de crecimiento personal o un catalizador para la acción.
Un sentido del humor peculiar como firma de su personalidad
El humor en tu personaje antihéroe sirve como un contrapunto a la oscuridad de su mundo y como una ventana a su alma. Es un rasgo que puede hacerlo más accesible y memorable:
Sarcasmo como escudo:
Utiliza el sarcasmo como una armadura que protege al antihéroe de los golpes emocionales del mundo, permitiéndole comentar sobre la realidad de una forma que puede ser tanto mordaz como reveladora.
Ironía que refleja inteligencia:
La ironía puede ser una expresión de la agudeza intelectual del antihéroe, mostrando su habilidad para ver más allá de las apariencias y cuestionar la realidad que lo rodea.
Humor negro como desafío a la adversidad:
Un sentido del humor macabro puede ser una forma de enfrentar situaciones sombrías, mostrando cómo el antihéroe maneja el dolor y el sufrimiento con una risa en lugar de una lágrima.
Habilidades excepcionales que compensan sus fallas
Las destrezas sobresalientes de tu personaje antihéroe no solo lo diferencian del resto, sino que también justifican su papel en la historia. Estas habilidades deben ser tan intrigantes como sus imperfecciones:
Proezas físicas que imponen respeto:
Si tu antihéroe destaca en combate o tiene habilidades atléticas extraordinarias, asegúrate de que estas se integren de manera natural en la trama y que su uso sea crucial en momentos definitorios de la historia.
Agudeza mental que sorprende:
Las habilidades intelectuales, como la astucia estratégica o la maestría en el arte de la manipulación, deben ser evidentes en cómo el antihéroe se mueve en el tablero de juego de la narrativa, superando obstáculos y oponentes con su ingenio.
Talentos únicos que definen al personaje:
Las habilidades inusuales pueden ser una firma del antihéroe y funcionar como un elemento distintivo de su identidad. Ya sea que tenga una memoria eidética o una habilidad para descifrar códigos y lenguajes, estas destrezas deben tener un impacto directo en el desarrollo de la trama y en su supervivencia.
Redención o arco de cambio que redefine al personaje
El viaje de un personaje antihéroe a menudo se define por su evolución personal, que lo lleva desde una moral dudosa hacia una forma de redención o cambio significativo. Este arco de transformación es esencial para su desarrollo:
Confrontación con el pasado:
Las experiencias que empujan al antihéroe a enfrentar las consecuencias de sus acciones pasadas son cruciales. Estos momentos pueden ser catalizadores para el cambio, obligándolo a reconsiderar su camino y su identidad.
Desafíos que prueban su carácter:
Coloca a tu antihéroe ante pruebas que le exijan ir más allá de su zona de confort moral. Las situaciones que desafían sus creencias y su código ético pueden llevarlo a una introspección profunda y a una posible redefinición de su rol en la historia.
Oportunidades de redención:
Proporciona momentos donde el antihéroe puede elegir hacer lo correcto, incluso cuando es lo más difícil. Estos puntos de inflexión deben sentirse ganados y en línea con su desarrollo como personaje, más que ser imposiciones del guion.
Evolución creíble:
La transformación del antihéroe debe ser gradual y plausible. Evita los cambios rápidos o forzados; en su lugar, construye su redención paso a paso, a través de decisiones y errores que reflejen un proceso de aprendizaje y crecimiento genuinos.
Carisma indiscutible que trasciende sus defectos
El personaje antihéroe debe poseer un magnetismo que capture la imaginación de los lectores y los mantenga invirtiendo en su historia, incluso cuando su moralidad sea cuestionable. Este carisma puede manifestarse de múltiples maneras:
Encanto en la adversidad:
Asegúrate de que tu antihéroe tenga una presencia que brille incluso en los momentos más oscuros. Su capacidad para enfrentar la adversidad con un comentario astuto o una sonrisa socarrona puede hacerlo tremendamente atractivo.
Estilo único y distintivo:
Ya sea a través de su vestimenta, su lenguaje corporal o su forma de hablar, dale a tu antihéroe un estilo que lo haga inolvidable. Debe destacar sin esfuerzo en un mar de personajes genéricos.
Habilidad para maniobrar en el caos:
Los lectores admiran a los personajes que pueden salir airosos de situaciones difíciles. Demuestra la habilidad de tu antihéroe para navegar por el caos con inteligencia y astucia, reforzando así su carisma.
Vulnerabilidad ocasional:
Un momento de vulnerabilidad puede aumentar el carisma de tu antihéroe, haciéndolo más accesible y humano. Estos destellos de autenticidad pueden generar una conexión profunda con los lectores.
Ahí lo tienes, 10 detalles esenciales que respirarán vida en el corazón de tu personaje antihéroe. Recuerda, lo primordial es sumergirse en el gozo del proceso creativo. Al adentrarte en los recovecos de su mundo y desentrañar los matices de su ser, descubrirás que tu creación puede ser un espejo sorprendente y revelador de la condición humana.
No temas explorar y jugar con estas características, mezclándolas y adaptándolas para forjar un antihéroe que no solo sea único y memorable, sino que también resuene con autenticidad y complejidad. Y recuerda que no estás solo en esta travesía creativa; aquí me tendrás para ofrecerte apoyo y consejos, para guiarte en el proceso de dar vida a un protagonista tan fascinante como inolvidable.
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Los personajes. Consejos para escribir personajes sólidos. Aprende a escribir un libro. Descubre cómo escribir una novela.
Los personajes. Consejos para escribir personajes sólidos. Aprende a escribir un libro. Descubre cómo escribir una novela.
Los personajes, esos actores que se mueven dentro de las historias y que permiten al lector adentrarse en un mundo único, que nace de la mente del autor. ¿Qué sería de las novelas sin ellos?
El mundo literario es muy antiguo y, desde su nacimiento, fueron estableciéndose ciertos arquetipos que marcan la actitud, defectos y virtudes de los personajes que pueblan nuestras grandes obras (y digo nuestras, porque muchas son ya parte de nosotros mismos; ¿quién no conoce a los Tres mosqueteros, o al conde Drácula?)
Muchas veces creamos personajes que, sin saberlo, pertenecen a un arquetipo determinado que aparece en muchas historias. Con el tiempo, esos arquetipos se han ido transformando, modernizando y fusionando, creando nuevas opciones. Lo de los buenos, muy buenos y los malos, muy malos (aunque los malos son ahora explorados por autores para darles una nueva vuelta de tuerca y hacer comprender a los lectores, que hasta el más maligno de los malignos, tiene un lado bueno o un pasado que “justifica” sus acciones, hasta cierto punto, claro).
Fue Jung quien creó una recopilación de esos arquetipos que llenan las páginas de las historias clásicas, de las que todos los escritores modernos bebemos. Esa recopilación sigue hoy vigente, aunque, es cierto, que los arquetipos se forman gracias al tiempo; con esto quiero decir, que los arquetipos existen, gracias a que tenemos siglos y siglos de historias en las que analizar a los personajes. El arquetipo es universal, no depende de la cultura en sí, aunque su exposición, la forma en la que se muestra sí. No miramos igual un anciano en nuestra cultura occidental, que en la cultura oriental.
Y Jung no se limitó a enumerar los principales arquetipos de personalidades, también introdujo eventos arquetípicos y motivos arquetípicos, pero esto lo veremos en futuros artículos. Ahora vamos a centrarnos en los personajes.
Podríamos intentar numerar los arquetipos de Jung, pero la verdad es que no es algo cerrado, podemos encontrar rasgos de unos y otros en personajes diferentes. Como siempre, es mejor no pensar en negro o blanco, encontraremos mucha más riqueza en toda esa gama de grises que tenemos en medio. Pero, vamos con el primero de ellos:
LA MADRE
Con la madre, tenemos la visión de la cuidadora, del ser protector que se preocupa del bienestar de quienes tiene alrededor.
Por supuesto, que cada rol, cada arquetipo, no tiene género ni edad, ni siquiera tiene porque ser una persona. Si un personaje es protector y se preocupa por el bienestar de quienes le rodean sin importarle su misma persona, estaremos hablando del arquetipo de la madre. Todos podemos ser protectores, no se trata de un rasgo femenino o masculino. Es un concepto, y los conceptos son universales.
Ejemplo:
Isis, en la cultura egipcia, encarna este rol a la perfección.
EL PADRE
En este caso, hablamos de la figura autoritaria, quien domina a quieres tiene a su alrededor por su condición de líder.
No es necesario ser padre para ser líder, ni ser viejo, joven, fuerte o inteligente. El líder puede ser cualquiera que sea capaz de recoger un grupo que siga sus criterios.
Ejemplo:
Zeus, padre de todos.
EL NIÑO
Es un personaje que tiene una connotación positiva o negativa. Representa la inocencia, el desconocimiento. Pero también es la inmadurez, la resistencia a aceptar responsabilidades.
Y como en todos los arquetipos, no es necesario ser infante para ser definido así.
Ejemplo:
Un ejemplo bien moderno, Grogu en el Mandaloriano.
LA SOMBRA
Todo el mundo interior que no ven los demás o que el propio personaje no quiere mostrar, está dentro del arquetipo de la sombra. A veces son los instintos más primitivos, otras capacidades extraordinarias que no son aceptadas por la sociedad.
Pero también puede ser todo el mundo que no ven los personajes, esa parte oculta que acecha y persigue a los personajes. Es lo que se oculta, por no ser aceptado por la sociedad o por el inconsciente colectivo.
Ejemplo:
En Frozen, Elsa quiere mantener ocultos sus poderes, que forman parte de ella y representan algo prohibido o mal visto en la sociedad.
EL HÉROE
Uno de los arquetipos más recurrentes en la literatura. El héroe tiene un objetivo, imposible de alcanzar por cualquiera, y lucha sin tregua para conseguirlo.
Una vez más, los arquetipos son conceptos y los conceptos no entienden de géneros.
Ejemplo:
El capitán América, en el universo Marvel. Wonder Woman, en el unverso DC. Katniss, en Los juegos del hambre.
EL SABIO
Este personaje encarna el conocimiento. Suele ser un personaje que ayuda al héroe en su camino, proporcionando algo fundamental para que el éxito suceda. Es un personaje muy versátil, podemos encontrarlo como un chamán, un profesor, un abuelo, un libro… muchas veces no es necesario que sea encarnado por alguien, puede ser sustituido por una visita a la biblioteca.
Ejemplo:
Gandalf, en el Señor de los Anillos.
EL EMBAUCADOR
Este personaje puede dar mucho juego. No tiene porqué estar definido en un lado u otro. No es bueno ni malo, podríamos decir que es caótico y que sus movimientos son inesperados por los demás personajes. Suelen romper las reglas sin miramientos y actuar al margen de lo que la sociedad considera correcto.
Ejemplo:
Loki, en el universo Marvel.
EL ÁNIMA
Siendo muy poco escrupulosos, podríamos decir que el ánima es la visión de lo femenino en la psique colectiva masculina. Representa a la mujer y a lo que reconocemos como femenino.
El hombre busca en la mujer lo que él considera que debe ser. Porque en su inconsciente, tiene claro cómo debe ser una mujer para él.
EL ÁNIMUS
Al igual que con el ánima, siendo igualmente poco precisos, diríamos que es el concepto de lo masculino visto desde la psique colectiva femenina. Lo que pensamos, como civilización y cultura que define a un hombre.
La mujer busca, con la imagen que tiene en su inconsciente, detalles del hombre que ella considera, que debe ser.
El ánima y el ánimus contraponen los conceptos de femenino-masculino. Está íntimamente relacionado con los roles de género.
Ejemplo:
En Romeo y Julieta encontramos un ejemplo para ambos conceptos.
Puede resultar complicado pretender numerar los arquetipos, puesto que los personajes tienen muchas más facetas que no encajan únicamente en uno. Y, además, eso indica la riqueza del personaje. Las luces y las sombras proporcionan una visión mucho más completa y rica que el lector apreciará.
El protagonista no debe ser un ser totalmente estereotipado en la historia, si nos centramos en un único arquetipo, podemos lograr ese efecto y estropear nuestra historia. Los personajes están vivos. Y la vida te conduce a relaciones amistosas; a encontrar enemigos en el camino; a sentirnos perdidos; a tener que cuidar de alguien; a luchar contra una injusticia; a cometer injusticias… un héroe puede verse envuelto en una historia en la que, no solo deba luchar por su meta, sino que deba cuidar de alguien mientras lo hace.
Ahí es donde entra tu magia como escritor. Debes crear personajes vivos, con claros, oscuros (y, ojo, que los oscuros no tienen por qué denostar su personalidad, los defectos pueden ser insignificantes, o no estar por encima de sus principios. Un héroe puede tener claro que jamás cometerá una injusticia, pero hacerlo sin pensarlo si el momento lo precisa).
Debes tener en cuenta, también, que las relaciones entre los personajes de tu historia, se verán influenciadas, según pertenezcan a un arquetipo u otro. Y que la historia puede llevar a esos personajes a actuar de forma opuesta a su personalidad. Lo que tienes que hacer dotarlos de vida y que sus acciones, o inacciones, estén siempre justificadas, bien por sus experiencias o por las exigencias de la situación en la que se vean inmersos.
Y ten mucho cuidado a la hora de centrarte tanto en marcar a uno de esos personajes para que encaje en un arquetipo, no debes forzarlo. Casi podríamos decir, que es el lector el que tiene que pensar, tras conocer un poco al personaje, de qué clase es. El héroe no tiene por qué ser el valeroso caballero que lucha contra el dragón. El héroe puede ser el niño que ve perdida la batalla, cuando el caballero pierde su espada, y corre, sin importarle su propia vida, pensando en su aldea, para devolverle esa espada y que, finalmente, acabe con la bestia.
Las historias están vivas y los personajes más aún. Intenta trabajar tus personajes antes de ponerte a escribir tu historia. Puedes tomar notas, hacer fichas, escribir su historia… tienes muchas opciones a la hora de hacer un buen trabajo. Y haciendo todo esto, podrás ver los fallos o problemas que puedes tener con ese personaje a la hora de incorporarlo a tu novela.
Y esto es todo por hoy. En futuras publicaciones, veremos más detalles de los arquetipos de Jung. Mientras tanto, ya tienes trabajo por hacer.
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