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Cómo ser escritor

Cómo ser escritor
Cómo ser escritor
Cómo ser escritor. Descubre cómo lograrlo con estos 7 consejos.

La gran movida de escribir. Mira, escribir hoy en día es pan comido, algo que te enseñan desde que eres un renacuajo. Pero antes, esto era cosa de gente con posibles, no para cualquiera. Hay quien se cree que plantarse delante del ordenador y parir un Best Seller es moco de pavo. Pero vamos, tú y yo sabemos que eso es pan comido, ¿a que sí?

A lo mejor ya has garabateado algo, tienes por ahí una historia que puede que sea la bomba. O puede que la idea de escribir un novelón todavía te de yuyu y hayas empezado probando suerte con algún relato más chiquitín. Da igual lo que hayas hecho hasta ahora, porque te sigue rondando la misma duda: ¿Cómo narices se hace eso de ser escritor?

Y es que ser escritor no es solo vomitar palabras y ya. No, colega, es mucho más. Es echarle horas, es querer mejorar cada día y es, sobre todo, tener unas ganas locas de contar historias que, oye, igual un día alguien más que tu madre se anima a leer.

Ser escritor es un arte que combina el toque mágico de la creatividad con la destreza de un cirujano, requiere de un tute de dedicación y de darle al coco sin parar, porque si picar piedra es duro, darle a las teclas puede dejarte frito.

Al escribir, te metes en un berenjenal de emociones y lo que buscas es que tu historia sacuda al lector por dentro tanto como a ti. Claro, tu rollo es entretener, que se lo pasen pipa leyendo tus movidas. Pero, ya sabes, entretener hoy en día es un curro de narices con todo a un clic de distancia: la tele, el móvil, ese cacharro que no suelta la peña ni para ir al baño. Tú les pides a tus lectores que se acoplen en su rincón favorito, que se enchufen buena luz, que se aguanten el libraco y que se sumerjan en tu mundo. Que se despeguen de las mil pantallas que les bombardean con chorradas es, sin duda, una proeza.

Pero tú, con todo y con eso, quieres ser escritor.

Así que, aquí van unos consejos que te van a venir de perlas si estás decidido a seguir este camino.

 Vamos allá:

  1. Devorar libros como si no hubiera un mañana.

A ver, puede que haya escritores que no se empapan de otros autores, y eso, a mí modo de ver, es como querer ser chef sin probar bocado de lo que hacen los demás. Leer es como el gimnasio para el cerebro, es lo que te pone las neuronas cachas y te abre las puertas a universos que ni te imaginas. Si quieres escribir de la leche, tienes que empaparte de literatura hasta el tuétano.

Entonces, ¿qué tienes que leer? Tómatelo todo, desde la etiqueta del champú hasta el librillo ese que te dejan en el banco. Porque, créeme, nunca sabes dónde va a saltar la chispa de la próxima movida que escribas.

No te pongas tikismikis con los géneros; igual ese libro que no te mola te enseña más que cien que te chiflan. Fíjate en cómo el autor ha montado el tinglado, en qué punto la historia te pierde o cómo hubieras manejado tú a los personajes. Y no te quedes solo en las novelas, que hay vida más allá. Los ensayos, las obras de teatro, los guiones de cine, las biografías… todo eso es carnaza para tu imaginación. Cuanto más empapes tu coco de todo tipo de letras, más tocho será lo que tú escribas y más se lo gozarán tus lectores.

  • Darle a las teclas como si no hubiera un final.

Vale, capitán obvio al rescate: si quieres ser escritor, lo mínimo es escribir. ¿Y cuánto? Pues todos los benditos días, aunque sea el tiempo que tardas en cantar un estribillo pegajoso. Tiene que ser una costumbre, como el café de por la mañana.

Piénsalo, si las lecturas son tus mancuernas, escribir es tu maratón diario. Y ojo, no hace falta que te curres una novela cada vez que te sientas. Puedes soltar lo primero que te pase por la cabeza. Así, sin más. No es tontería, es como hacer flexiones para tu cerebro. Estás programándolo para que, cuando te pongas serio con tus historias, esté listo para correr la maratón.

Y si te atascas, búscate ejercicios de escritura. Hay un montón en YouTube, como el cuaderno de bocetos para escritores que estoy montando en el canal de Infinitos monos (aunque tristemente lo tengo abandonado por falta de tiempo). Te tiro un tema o una idea y tú le das al tarro. Es un método maravilloso para pillar soltura escribiendo, para que te hagas un as construyendo tramas y personajes, y para que pruebes rollos de escribir que ni te imaginabas que te molarían.

Al final, para ser escritor tienes que echarle horas y ganas para pulir esas técnicas que te hacen falta. Y recuerda, la práctica hace al maestro, así que a darle sin parar.

  • Conocer la técnica.

Como cualquier disciplina artística, escribir también requiere de unos conocimientos básicos que convierten el arte en mejorable. Dedica tiempo a aprender y a leer libros sobre escritura.

Gracias a la parte técnica, puedes convertir la historia más común, en algo novedoso e interesante. Asistir a talleres de escritura puede ser de gran ayuda para poner en práctica esta parte técnica.

Crear historias es complicado, porque requiere de mucho trabajo y, si no sabes lo que haces, puedes estropear y llevar al fracaso una buena historia. A mí me gusta pensar que una buena trama es como el mecanismo de un reloj, cada pieza es necesaria para mover las que la rodean y si todas sirven al propósito de tu historia, tendrás en tus manos una gran obra.

Puedes hacerte con una de las guías que encontrarás en la tienda de Infinitos monos y comenzar a entender cómo es escribir un libro.

  • Darle caña a tu rollo personal.

Vale, este es un punto chungo, porque lo de pillar tu propio estilo es como buscar una aguja en un pajar. Lo más fácil es empezar por lo que te mola, lo que sueles leer. Es lo que más se parece a lo que eres, al tío o tía con pluma que llevas dentro. Ese escritor que está ahí, agazapado, tiene que encontrar la forma de salir y darse a conocer. Y, claro, puede que te desesperes porque no ves si ya lo has conseguido hasta que un día, zas, lo ves ahí, en tus propias palabras.

Hay quien lo tiene más claro que el agua desde el principio, pero la mayoría vamos a tientas.

Si estás más perdido que un pingüino en un garaje y te cagas en los pantalones pensando que no vas a ser el escritor que sueñas, pues dale al tema de imitar a alguien que te flipa. Pero ojo, imitar, que no es lo mismo que copiar. Copiar es de pringados y hasta te pueden meter en un lío legal. Tú no, colega. Pero sí que puedes sacar chispas de tu admiración por ese autor, escribir de cosas que os flipen a los dos. Eso te va a ayudar a soltarte y, con el tiempo, a que encuentres tu propia voz sin copiar a nadie.

  • Dale una vuelta de tuerca a lo que has escrito.

Escucha, cada palabra que plasmas es tu carta de presentación al mundo. O sea, que tienes que mimar cada texto como si fuera tu bebé. La ortografía, cómo encajas las frases, la pulcritud… son la mar de importantes cuando enseñas o publicas lo que has escrito. Una manera de pillarle el tranquillo a esto es leyendo a saco, aunque te aviso, que últimamente me encuentro con cada patada al diccionario en las novelas que es para echarse a temblar. Me parece de traca que un escritor pase de esta parte tan crucial del curro de escribir. Así que ya sabes, repasa tus textos y no dejes que los gazapos te jueguen una mala pasada.

Otro rollo que no puedes pasar por alto, sobre todo si te metes en concursos o si le tiras tus folios a una editorial, es el tema de las instrucciones. Si te piden cincuenta páginas, ni se te ocurra enviar cincuenta y una, ni cuarenta y nueve y media. Cincuenta clavadas. Y si te especifican el tipo de letra, el tamaño, los márgenes, pues eso es lo que hay. Pasar de eso es la mejor manera de que ni se molesten en ojear lo que has currado.

  • Haz piña con otros que escriben.

Verás, cualquier movida es más guay si tienes colegas que flipan con lo mismo que tú. Con las redes sociales, puedes conocer a escritores de cualquier rincón del planeta. Vale que escribir es un curro de lobo solitario, pero todo lo que rodea a la escritura es para compartir. Nunca se sabe cuándo un par de palabras con otro que entiende de letras te va a sacar de un atasco mental o te va a encender la bombillita que necesitas para salir del túnel.

Lo que no mola nada es caer en la trampa de compararte o de tirar por tierra lo que hacen los demás. Toda crítica tiene que ser para sumar, nunca para restar. Y si te quieres dedicar a esto, tienes que estar dispuesto a tragar y digerir las críticas. Claro que te vas a encontrar con algún zascas que parece que van a saco a hundirte, pero ahí está el turrón: tienes que ser capaz de masticar esos comentarios, ver qué puedes sacar de bueno y usarlo para ponerte más fuerte en esto de escribir. Y así, cada vez que metas la pata, aprenderás algo nuevo y evitarás tropezar con la misma piedra.

  • No tires la toalla.

Ni se te ocurra claudicar, colega. A lo mejor no te ves escribiendo bestsellers y viviendo del cuento, pero eso no es excusa para dejar de teclear. Hay un montón de gente que dibuja solo porque les sale de dentro, ¿por qué no ibas a escribir tú simplemente porque te llena?

Si le echas horas y un par de narices, quién te dice que no acabes siendo un escritor de los que salen en las solapas de los libros. Y no te cierres puertas: que no todo escritor vive de las novelas o los relatos. Escribir es un mundo. Puedes hacer artículos, crónicas, reseñas… o incluso escribir por y para otros. Si te mola darle al teclado pero pasar de los focos, igual lo tuyo es ser escritor fantasma (lo que antes se llama “negro”).

Pero si lo que quieres es que tu nombre esté en la portada, prepárate para que te la peguen con la puerta en las narices más veces de las que llevas calcetines. Tienes que tener claro que no solo estás soltando una historia al mundo, sino que estás dejando un trozo de ti en cada página. Y no a todo el mundo le tiene que molar tu rollo. Que te publiquen depende de mil movidas, así que no te preocupes con los pasas, sigue dándole al timbre. Al final, alguna puerta se abrirá, ya verás.

Y algo vital en esto de ser escritor es que te mires al espejo y reconozcas tus cagadas, tus puntos flacos, y que te aprendas el mantra de que lo que no te hunde te hace más duro. Agarra las críticas, dale al tarro y piensa en cómo petarlo más en la próxima. Es como el que salta con pértiga: no pasa la barra a la primera. Su entrenador le dice dónde la ha pifiado y lo vuelve a intentar. Con cada salto, tiene a alguien que le sopla qué hacer para no volver a cagarla.

Ahora ya tienes una idea más clara de cómo ser escritor. No es un camino de rosas, que va, a pesar de lo que mucha peña pueda pensar. Escribir puede ser tu vía de escape, tu pasión, tu forma de desahogarte… hay mil razones para darle a las teclas. Sea lo que sea que busques, si quieres ser un profesional de las palabras, un autor reconocido o un maestro de los artículos, necesitas una buena base para construir tu castillo.

¿Qué, cómo lo ves? ¿Ya tienes más claro eso de cómo ser escritor?

Si te han surgido mil y una dudas o si quieres comentar cualquier movida, suelta lo que llevas dentro en los comentarios y le damos caña juntos. Aquí estoy para echarte una mano en lo que pueda.

Si todavía no te has ido y sigues ahí dándole vueltas a cómo ser escritor y empapándote de todo lo que te he soltado. Si te mola lo que estás leyendo y te sirve para ponerte las pilas con tus letras, ¿por qué no te suscribes?

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4 comentarios en «Cómo ser escritor»

    1. Hola Tayde, actualmente el precio es de 19,90€. Pero el curso trata sobre cómo preparar y escribir una novela. Es un curso valorado en bastante más, porque no solo cuenta con material didáctico, quienes se apuntan tienen la posibilidad de realizar ejercicios obteniendo feedback y pudiendo solucionar las dudas que les asalten a medida que realizan el curso.
      Puedes ponerte en contacto vía email: infinitosmonosblog@gmail.com si tienes alguna duda sobre cómo funciona el curso.

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